Tex Avery. Categoría: Cortometraje. |
La más popular creación de Tex Avery durante su etapa en la MGM fue el perro Droopy, que debutó en Droopy: El sabueso tonto (1943), corto del que este es una versión mejorada. En Droopy: La policía sabuesa del noroeste, el genial cineasta empleó un recurso cómico habitual en su filmografía: tomar una sola idea, una única premisa, y repetirla una y otra vez de manera cada vez más exagerada hasta llegar a la hipérbole, hasta el mayor de los absurdos o el más radical de los disparates. Una estructura que repitió en otros de sus más recordados trabajos, como King-Size Canary (1947) o Bad Luck Blackie (1949).
En este caso, se trata del infructuoso intento del lobo de escapar a la persecución de Droopy, punto de partida al que Avery da una vuelta de tuerca, puesto que favorece la identificación del espectador con el criminal, no con el policía; con el villano, en lugar de con el héroe; con el personaje invitado, en vez de con el protagonista.
Por otra parte, Avery, con la complicidad de un excelente equipo de animadores que incluye a Preston Blair, echa mano de prácticamente cada recurso de la animación a la hora de buscar la comicidad. Valen puertas dibujadas que pasan a ser reales, cuerpos que se separan en múltiples trozos, carteles absurdos -el humor negro de “pase y siéntese” en la sala de la silla eléctrica es tremendo-, rupturas de las leyes de la física y de la lógica, vestimentas que cambian de color por una sorpresa, partes del cuerpo que se deforman hasta el extremo como reacción a un evento inesperado… En fin, la lista es muy larga, así que basta decir que todo lo que el espectador contemporáneo identifica con la más alocada animación clásica está presente aquí.
El corto fue votado como el vigesimoctavo mejor de la historia por más de un millar de profesionales de la animación para el libro editado por Jerry Beck, The 50 Greatest Cartoons (1994). A propósito de la obra, Bill Plympton escribe: “la parte que mejor recuerdo de Northwest Hounded Police es el grito del lobo. Tex lo usa a menudo, pero cada vez es más extremo, hasta el punto de convertirlo en completamente abstracto y en una nueva forma de arte. Eso, creo, es esencial para el gran humor. Tomas una verdad -el miedo, que se manifiesta en un grito- y la exageras. Eso convierte la verdad en algo fresco, diferente y sorprendente. Y eso hace que la gente ría. Y Tex era un maestro en eso”.
Tex Avery, tristemente, no llegó a ver cómo Droopy se convertía, tardíamente, en una estrella de los dibujos animados, cosa que ocurrió tras ser incluido en ¿Quién engañó a Roger Rabbit? (1988), el filme dirigido por Robert Zemeckis, y en los posteriores cortos protagonizados por Roger Rabbit.