Sunao Katabuchi. Categoría: Película. |
Ocho años después de su bien recibida ópera prima, Princesa Arete (2001), y tras su labor como director en la bien distinta serie Black lagoon (2006), Sunao Katabuchi emprendió una obra que quizá sea menos singular desde un punto de vista estético pero en la que desarrolló de nuevo su personalidad como cineasta. Combina la novelización de Nobuko Takagi de su autobiografía, Maimai Shinko; con pasajes inspirados en El libro de la almohada, diario que Sei Shōnagon escribió hacia el año 1000, cuando era dama de la corte de la emperatriz Sadako.
Ese es uno de los aspectos más interesantes de la película: las escenas del Japón de la era Heian están introducidas en la trama principal -la que transcurre en el mundo rural de 1955- a través de la fértil imaginación de la niña protagonista, que una y otra vez se pregunta cómo era vivir en el lugar hace mil años. Esas escenas parecen al inicio un bienvenido toque exótico, pero progresivamente van adquiriendo mayor importancia gracias a los inteligentes paralelismos que propone el director.
Por otra parte, ese personaje central es un acierto y me parece admirable que, en una propuesta apta para público infantil, tenga también cabida el lado menos luminoso de la existencia. Me refiero al tono melancólico que recorre buena parte del metraje, pero sobre todo a la mención de un suicidio. No hay nada truculento ni gráfico, pero la mera inclusión en la trama ya evidencia la madurez de la animación japonesa comparada con la de los grandes estudios de Hollywood.
El otro aliciente de la cinta es su estética, que a pesar de ser algo menos personal es de todos modos atractiva. Recuerda a la de Studio Ghibli –Sunao Katabuchi fue director asistente en Nicky, la aprendiz de bruja (1989)-, solo que puntualmente introduce toques distintivos como esos dibujos que imitan los de un niño. La convivencia de estilos es una seña de identidad del director que desarrolló con aún más ambición en su siguiente largometraje, En este rincón del mundo (2016).
Álvaro López Martín y David Heredia Pitarch, en su recomendable libro Las 100 mejores películas anime (Diábolo Ediciones, 2021), sitúan el filme en el puesto 74 y escriben: “es inevitable rememorar películas clásicas de Studio Ghibli como Mi vecino Totoro (1988) o Recuerdos del ayer (1991), de las cuales guarda varios retazos y similitudes, tanto en sus escenarios como en su ritmo y argumento. Esto deja muy a las claras que Katabuchi trabajó en el estudio fundado por Hayao Miyazaki e Isao Takahata precisamente durante esos años y decidió recoger, desde su perspectiva, temas tratados en estos filmes. Pero Sunao Katabuchi tiene talento propio y no se dedica -ni mucho menos- a simplemente hacer una copia de estilo, como tantos otros directores han intentado a lo largo del tiempo. Ese aroma a películas ya conocidas es solo eso, un aroma”.
Nota: la película también es conocida en español como El Milagro De Maimai y La magia de Mai Mai.