Signe Baumane. Categoría: Película. |
Piedras en los bolsillos es como uno de esos cortos experimentales de estética artesanal que uno ve en los festivales, solo que con duración de largometraje. Es una rareza incluso en el ámbito de la animación para adultos que destaca, sobre todo, por su personalidad. Que en el diseño de los personajes se note el trazo recuerda algo a Bill Plympton, artista afín que no por casualidad figura en los créditos en el apartado de agradecimientos, pero el film traza su propio camino narrativo y estético. En general, se le pueden buscar parecidos e influencias, pero todo aquí resulta original y artísticamente aventurado.
Signe Baumane es la autora de prácticamente cada elemento que se ve en imagen. Ella diseñó los personajes, es responsable de la animación y realizo los decorados en papel maché, además de ejercer de guionista, directora, productora y montadora e interpretar a todos los personajes. En fin, es de las pocas películas creadas casi enteramente por una sola persona: aquí sí se puede hablar de cine de autor(a) y que quede claro a qué me refiero.
Piedras en los bolsillos es una singular y atrevida exploración de la enfermedad mental, especialmente de manifestaciones tan terribles como la depresión y la esquizofrenia en un grado tal que lleva a quien la padece al suicidio. Baumane nos guía por un relato de su familia que mezcla, según ella misma asegura en los créditos finales, acontecimientos reales y elementos de ficción con “propósitos dramáticos”. En ese intenso recorrido por casi un siglo de historia familiar se cuelan otros muchos asuntos, como el rol de la mujer, la historia de Europa, la importancia de la educación, el interés por el arte…
Lo curioso es que Baumane plantea estos temas, objetivamente dramáticos, con profundidad y sensibilidad pero desde un prisma en el que convergen un peculiar humor negro y generosas dosis de surrealismo. La narración adopta los códigos de la comedia prácticamente hasta su desenlace, así que es admirable que se tome con tal sentido del humor su propio drama y el de varios de sus seres queridos.
Esta fascinante propuesta es también singular en dos niveles. Uno, el estético. Junto a su personal dibujo a mano incluye breves fragmentos en stop motion y a menudo los personajes en 2D están ubicados en decorados en tres dimensiones, de modo que podemos ver a una persona dibujada en una habitación realizada en papel maché, por ejemplo. Además, la animación posee una enorme inventiva, es rica en símbolos y metáforas, así que logra ilustrar incluso los más abstractos conceptos psicológicos. Esa mezcla de texturas y técnicas me ha recordado a la también imaginativa y variada animación del cine de Anca Damian.
El otro nivel es el narrativo. El relato nunca sigue un recorrido lineal, sino que propone continuos saltos en el tiempo y la trama principal se ramifica frecuentemente en hilos argumentales secundarios que acaban por converger en la historia de la protagonista.
El personaje basado en Signe Baumane asegura en un momento del metraje que quiere intentar ser artista. Lo consiguió: alguien que crea una film como este es un artista.