Carlos Carrera. Categoría: Película. |
Hay mucho que admirar en Ana y Bruno, sobre todo su atrevimiento temático. Es una propuesta bastante más osada que la mayor parte de películas aptas para público infantil: aborda cuestiones como la muerte, la depresión y otras enfermedades mentales graves, la aceptación de la pérdida, la pobreza extrema… Hasta incluye críticas al tratamiento que tantas personas han recibido en centros psiquiátricos. En fin, son asuntos que rara vez asoman en las tramas de las producciones que esperan llenar las salas con niños. En ese sentido, recuerda a las más inusuales creaciones de Pixar, como Del revés (2015), Coco (2017) o Soul (2020).
Es también apreciable que su estética sea más cruda y oscura que la de buena parte de films de animación 3D contemporáneos, pero ese es también uno de los aspectos menos convincentes de la cinta. Aunque en el momento de su estreno era la película animada más cara de México, con un coste aproximado de 5 millones de Dólares, un proyecto de esta ambición, con tantos personajes y decorados -es prácticamente una ‘road movie’- hubiera requerido de mayores recursos para obtener un resultado satisfactorio.
Más allá de las decisiones de diseño de personajes, que para mí no son un acierto, se notan las limitaciones presupuestarias, que lastran la creación de fondos, los pasajes con multitud de personajes y, por supuesto, las escenas de acción, como el clímax que queda un tanto deslucido.
A pesar de sus limitaciones estéticas, de su no siempre lograda animación y de problemas de guion que afectan a la verosimilitud, Ana y Bruno logra crear una sensación de tristeza, de desazón, incluso de angustia, que cumple el doble cometido de hacernos comprender cómo se siente la familia protagonista y cómo es la vida en un psiquiátrico. De hecho, son muy pocas las escenas divertidas o alegres, así que muy posiblemente sea de las más melancólicas películas animadas -excluyendo las no recomendadas para niños-.
Nota: Ana y Bruno ganó en los Premios Quirino 2018 en la categoría de Mejor película iberoamericana.