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Joel Crawford. Categoría: Película. |
La de Los Croods (2013) es la segunda parte que se anunció, luego se canceló y finalmente se anunció de nuevo. No era la película más estimulante para tener una continuación en la irregular filmografía de DreamWorks Animation, pero se ve que recaudó lo suficiente como para que el estudio quisiera exprimir su potencial, aunque fuese a costa de reducir su presupuesto aproximadamente a la mitad: no se nota, cosa que tiene mérito.
Los Croods: Una nueva era mejora respecto a su predecesora, cosa que tampoco era muy difícil, así que sin ser ninguna maravilla, al menos supone una grata sorpresa. La parte decepcionante es que, en esencia, repite la moraleja de la primera parte: los padres deben aprender a dar más libertad a sus retoños. En este caso, además, no son uno sino dos los padres que aprenden esa lección. También repite algunos de los tics sexistas, como que el padre de la familia Croods haga lo posible por evitar la unión física de su hija con el joven que le atrae; y buena parte del desenlace separa a los protagonistas por género, como en una vieja comedia de la guerra de sexos. Al menos esto último lo redime haciendo que ellas sean las heroínas.
Por otra parte, la estructura del film es una variación de ‘la visita de los parientes del pueblo’, es decir, un arquetipo de la comedia de toda la vida que basa buena parte de su humor en el choque de hábitos: naturalmente, a la familia de las cavernas todos los avances de la civilización de los Betterman les resultan novedosos. Hay varios chistes con gracia al estilo de la tecnología prehistórica de Los Picapiedra, aunque el mejor de todos, el de la tele / ventana es repetido una y otra vez hasta que la pierde casi del todo.
Si a pesar de esas limitaciones y clichés Los Croods: Una nueva era tiene su encanto es porque cuando los personajes se callan y la parte fantástica toma el protagonismo, la película mejora enormemente. Al menos la parte visual es atractiva y la pintoresca fauna y flora imaginaria sí depara alguna que otra sorpresa o pasaje asombroso. Además, para ser el primer largometraje dirigido por Joel Crawford, realiza un muy bien trabajo con la puesta en escena, por ejemplo en el efectivo clímax que parodia con éxito el cine de acción.
En general, la película gana cuando no se toma demasiado en serio y deja paso la imaginación, el humor -el lenguaje de los monos- y la acción. Finalmente, para tratarse de DreamWorks Animation, esta vez no nos maltrata demasiado con la banda sonora. De hecho, la doble inclusión de ‘I Think I Love You’, de The Partridge Family, es un acierto.
De todos modos, quienes quieran que sus hijos vean animación más artística pueden saltársela sin remordimientos y acudir, por ejemplo, a las contemporáneas Wolfwalkers o Soul.
