
María Cristina Pérez. Categoría: Cortometraje. |
Nada más comenzar Todo es culpa de la sal, uno advierte que se trata de una de esas encantadoras propuestas de animación artesanal, con estética de dibujo a mano y una personal concepción del medio. Es llamativo también que elija a perezosos algo antropomórficos para diseñar a los personajes de la familia numerosa. También destaca su peculiar animación, que logra una admirable expresividad con el rostro de los animales: la escena de la foto escolar de la protagonista está particularmente conseguida. ¡Qué sonrisa! Asimismo, es interesante cómo adopta el lenguaje del documental, de manera que imita la estética de las fotografías y vídeos domésticos.
Desde un punto de vista narrativo, me ha recordado al realismo mágico de Cortázar, en el sentido de que en un contexto cotidiano y naturalista en el que no parece contar nada extraordinario se van introduciendo sutiles elementos fantásticos o inusuales que resultan un tanto perturbadores. Es igualmente un acierto que juegue con la condición de perezosos de los personajes, así que si en un momento dado uno de ellos hace algo que para el animal es del todo natural, en el corto es visto como algo extravagante. Imagino que es una de las creativas formas con las que María Cristina Pérez reflexiona sobre las convenciones sociales y las relaciones familiares.