Matthew Senreich y Seth Green. Categoría: Serie. |
Junto a sus temporadas -de las que ya lleva diez en el momento en el que escribo esto-, integradas por capítulos de diez minutos, uno de los aspectos más apreciados de Robot Chicken es su afición por ofrecer especiales que doblan la duración de un episodio estándar. Ha propuesto entregas navideñas y parodias de Star Wars, los superhéroes de DC Comics y The Walking Dead, posiblemente las producciones más populares de la veterana serie de Adult Swim.
Dado el reciente éxito de Riverdale y Las escalofriantes aventuras de Sabrina, los guionistas de la serie se fijaron para su undécimo especial en la editora de cómics de la que surgieron los protagonistas de ambas series y los de otros clásicos como Josie and the Pussycats: Archie Comics. Eso sí, no te preocupes si no has visto ninguna de esas series o leído los cómics, porque las parodias de Robot Chicken son tan irreverentes y extremas que funcionan incluso si uno no conoce los referentes.
Estructurado como un atípico musical, los ingeniosos guionistas lanzan sus dardos en múltiples direcciones: se ríen de los gags reciclados de Hanna-Barbera -estudio que produjo un par de series de Josie and the Pussycats-, de la mala educación sexual, de la atracción de un profesor por sus jovencitas estudiantes, de la incapacidad de Archie para elegir entre sus dos intereses amorosos y, por supuesto, de la transmisión de virus por la promiscuidad de los adolescentes de Riverdale.
No abandona sus derivas primarias y su querencia por el gore cómico -hay multitud de cuerpos mutilados y la banda de Josie viaja en una nave llamada Hitachi, como el vibrador-, pero es también una de las más inteligentes creaciones de la filmografía de Robot Chicken y una muestra del enorme potencial artístico de sus ácidas parodias cuando no se contenta con enlazar gags de cinco a diez segundos.