Ji Zhao. Categoría: Película. |
En el 2019, hubo una película china de animación, Ne Zha, que logró más de 700 millones de Dólares en todo el mundo. Cierto que el 99% de esa recaudación fue en China, pero que llegara a esa cifra hacía pensar que la industria de la animación china se preparaba para ser una nueva potencia: si no al nivel de la de Hollywood, si al menos con la japonesa como modelo. Dos años después, esa película seguía siendo una excepción, pero quizá fue determinante para que Nezha: El renacer de un Dios fuese adquirida por Netflix para todo el mundo.
Ahora es buen momento para precisar que este largometraje no está relacionado con Ne Zha, así que, a pesar de lo que el título hace pensar, no es una segunda parte. No está realizado por los mismos artistas y estudios ni forma parte del mismo universo. La coincidencia en el título se debe a que ambos se inspiran en La investidura de los dioses, la importante novela china escrita en la Dinastía Ming.
Hay un aspecto interesante en esta película y es que sitúa a los dioses de la mitología china, como Nezha, el rey mono, el rey dragón…, unos tres mil años después de lo habitual, concretamente en una ciudad imaginaria, a principios del siglo XX, inspirada por el Shanghái de la década de 1920. Como propuesta ciberpunk tiene su encanto, en cambio, la incursión en territorio steampunk es ya más floja y no está apenas aprovechada.
De todos modos, lo que limita su atractivo es su flojo guion, repleto de diálogos que caen en un lugar común tras otro del cine de héroes y de situaciones inverosímiles; una dirección que imprime al film un tempo excesivamente apresurado al confundir espectacularidad con velocidad; y una animación muy irregular que en más de una ocasión arruina, por poco realista, una estética que no está del todo mal.
De hecho, aunque globalmente no sea terrible, hay pasajes tan mal resueltos que resultan involuntariamente cómicos, como si fueran una parodia. Creo que en unas décadas será recordada y apreciada como una propuesta involuntariamente kitsch. Y eso es lo mejor que lo puede pasar, pues de lo contrario lo más probable es que caiga en el olvido.