2022: Unicorn Wars

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Unicorn WarsamazonMovistar Plus

Alberto Vázquez.
UNICORN WARS.
9,5/10

Categoría: Película.
Guion: Alberto Vázquez.
Año: 2022.
País: España, Francia.
Género: Fantasía, Bélico, Drama.
Técnica: 2D.
Estudio: Uniko, Abano Producións, Autour de Minuit Productions, Schmuby Productions; Les fées spéciales, La Madriguera (apoyo).
Participación: TVE, EITB, Movistar+.
Idioma: Español.
Característica: Aventurado, Extremo, Imaginativo, Inquietante, Animales Antropomórficos, Gore.
Duración: 1h 30min.
Clasificación por edades: NR-16.

La ópera prima de Alberto Vázquez, Psiconautas, los niños olvidados (2015), ampliaba el universo de su primer corto, Birdboy (2010), y fue un éxito artístico. Es entonces lógico que para su segundo largometraje se fijase en su segundo corto, Sangre de unicornio (2013), y que retomase ese mundo. Lo hace con idéntico interés artístico, solo que con el extra de ambición que podía permitirse tras la buena acogida internacional de su anterior filme. En los años transcurridos entre uno y otro, el cineasta se había convertido en uno de los más apreciados de la escena animada -premio en Annecy incluido-, de modo que había expectación por ver su siguiente trabajo y, más importante aún, compañías -españolas y francesas- dispuestas a financiarlo.

El resultado de la ambición artística y el sólido apoyo presupuestario que permitía su prestigio es una obra tan compleja, asombrosa y singular como Unicorn Wars. Quien esto escribe no había visto nada parecido más allá, claro, de los puntos de conexión con el resto de su filmografía. Es tan personal, tan extrema, tan excesiva en algunos aspectos, que ahuyentará irremediablemente a espectadores acostumbrados a propuestas convencionales o, todo sea dicho, a estómagos que toleren mal el gore, por mucho que este sea de dibujos animados.

Respecto a su anterior obra, veo al menos dos grandes elementos continuistas. Uno es el juego perverso de situar personajes adorables, típicos de creaciones infantiles, en contextos malsanos, de pesadilla, ultraviolentos… El contraste es eficacísimo y una de las señas de identidad de su cine. El otro es su talento para crear universos de gran riqueza, mundos fantásticos en los que despliega una admirable imaginación, inmediatamente reconocibles por su personalidad. Universos que, como en las mejores obras de fantasía, logran ser tanto un espejo como una sátira o denuncia de la realidad.

Hay un notable atrevimiento en plantear una película bélica con ositos y unicornios. En las presentaciones se vendía como una mezcla entre Bambi (1941) y Apocalypse Now (1979), frase muy eficaz para describir lo que le espera al espectador, al menos en términos de aunar virtuosa animación, bellas imágenes y el retrato realista del horror de la guerra. Pues bien, he ahí una de las claves de su interés temático. Ese mundo de ositos que se consideran el pueblo elegido por Dios, que luchan contra los unicornios para recuperar su paraíso perdido, y que cuentan para eso con el apoyo de un ‘padre’ -idéntico a un cura católico- se parece mucho a las guerras santas, a cualquier enfrentamiento entre sociedad distintas o, quien sabe, se puede hasta leer como una alegoría de la Guerra Civil española con sus clérigos armados. No creo que la intención de Alberto Vázquez sea citar una contienda en concreto, pero en eso reside la riqueza del filme, en su capacidad para evocar muy diversos aspectos de la humanidad.

De Unicorn Wars me parece igualmente destacado los riesgos artísticos que emprende. Por supuesto que hubiera sido más comercial privilegiar los toques de humor -como los muchos del primer acto-, o limitarse a la acción de las batallas entre ositos y unicornios -que son espectaculares-. En definitiva, podía haberse quedado en la superficie de eso que llamamos cine de género. Su autor prefirió en cambio añadir capas de complejidad y, además de reflexionar sobre la retórica militar y religiosa, profundiza también en la rivalidad fraternal y en la evolución de un temible psicópata: si la animación para adultos se viese más, Azulín sería recordado como uno de los más memorables villanos de la historia del cine. Al ser tan oscura, al sumergirse decididamente en las negruras de la psique, quizá venda menos entradas, pero el resultado es mejor desde un punto de vista artístico.

Por otra parte, permitidme que me detenga en detalles que me han llamado positivamente la atención. Me limito a cuatro: 1) el acierto de dirección de incluir ilustraciones estáticas del libro sagrado en pleno fragor de la batalla; 2) la voz de Ramón Barea; 3) las múltiples interpretaciones de su poderoso desenlace; 4) la música de Joseba Beristain.

Finalmente, aunque escribo esto a mediados de junio, coincidiendo con su estreno en el Festival de Annecy, no me parece arriesgado afirmar que es la propuesta visual más deslumbrante del año. La estética es fascinante en todos sus aspectos: diseño de personajes, cuidadísima dirección artística, preciosos fondos, excelente animación… Es de esas películas que merece la pena ver aunque solo sea por el festín para los ojos que ofrecen. Que una creación de esta magnitud se haya realizado por un presupuesto escasamente superior a los dos millones de euros es una muestra del buen hacer de Uniko y del resto de compañías implicadas.

El 2022, por cierto, será recordado como el año en el que la película más esperada del ámbito de la animación para adultos, incluso yo diría que la más esperada de la escena independiente, había surgido en España. Era, en cierto modo, la culminación de una década de regulares incursiones en la animación no apta para la infancia que habían logrado repercusión internacional: Chico y Rita (2010), Arrugas (2011), Psiconautas, los niños olvidados, Buñuel en el laberinto de las tortugas (2019)…

Nota: ganadora en los Premios Goya 2023 en la categoría de Mejor película de animación.

Reseña Panorama
Puntación
10
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