Entrevista a Álex Rey

0

Alex Rey es un singular cineasta y animador que lleva casi una década creando divertidos cortometrajes de manera independiente, siempre con presupuestos muy reducidos, y con la peculiaridad extra de que pone voz a todos los personajes. Francisco Joaquín Sánchez Calvo lo define como «el rey de la anti-animación» y a mí me parece uno de los directores esenciales de la animación para adultos en España.

¿Qué animación te gustaba especialmente cuando eras pequeño?

Con 5 o 6 años recuerdo quedar hipnotizado con Super Ratón (sobre todo su cabecera), y series de Hanna-Barbera como Los Picapiedra. Pero ya siendo tan pequeño pude detectar que series como Heidi, Sherlock Holmes, y posteriormente Dr. Slump y Dragon Ball, destilaban una calidad bastante superior a las series de animación americanas o europeas (inolvidable David el gnomo, Érase una vez… la vida o Los trotamúsicos, de Cruz Castillo). Sin saberlo, estaba empezando a convertirme en un fanático de la animación japonesa. Pero si tuviera que considerar una serie de animación que marcó mi infancia y pre-adolescencia, sin duda diría que Dragon Ball.

¿Cuándo comenzaste a realizar animaciones y por qué?

La principal razón por la que empecé a hacer animaciones fue porque tenía ideas que plasmar en una pantalla, pero no tenía medios técnicos ni económicos para llevarlas a cabo. Siempre quise dedicarme al mundo del cine y empezar haciendo cortometrajes, pero sólo tenía una cámara VHS, que daba resultados muy pobres. Mi primer corto de animación lo hice ya con 25 años, estudiando en la Escuela de Imagen y Sonido de Vigo. Quise sorprender a mis compañeros y profesores con una pequeña película animada protagonizada por ellos. Se titulaba Amnios. Improvisé un método de trabajo muy rudimentario y en unos meses lo tuve terminado. Fue un éxito en la escuela y el año siguiente hice una segunda parte: Amnios II. Podría decirse que esos dos primeros trabajos fueron la semilla que me hicieron creer que podría seguir explorando esa vía.

Mi empeño por hacer cortometrajes de imagen real se topaba siempre con el mismo problema: no tenía dinero para contratar técnicos y equipo. Así que siempre eran muy limitados en calidad de imagen, y sonaban horrorosamente amateurs porque el sonido era el que me daba la propia cámara. Mis guiones, entonces, debían carecer de diálogos. Pero eso me limitaba mucho y siempre me han apasionado los diálogos de Tarantino, así que recordé que aquel corto de animación que hice en la escuela no quedó tan mal, grabando yo todas las voces en mi casa, con un micrófono muy básico, y decidí presentarme por primera vez al NotodofilmFest con un corto llamado Metáfora, que no consiguió nada en absoluto, excepto convencerme de que haciendo cortos de animación tenía mucha más libertad y posibilidades.

Y así decidí presentarme a la siguiente convocatoria de Notodofilm Fest con mi corto Best Seller, que fue nominado en el festival y que obtuvo tres o cuatro premios en otros certámenes. Eso me hizo creer que, quizás, no era una mala idea dedicarme por completo a mis cortos de animación y dejar de lado los de acción real.

¿Qué supuso para ti el éxito del corto Tetas (2017)?

Lo más importante es que me reafirmó en que estaba en el buen camino. Con ese corto quise hacer crítica con humor socarrón sobre el sistema de los festivales, y resulta que me dio muchas alegrías, un montón de selecciones en festivales importantes (como el Festival de Málaga) y la ocasión de hablar con los Fesser, auténticos ídolos para mi. Me consta que no emprenderán acciones legales contra mi, jajajaja. Este corto me hizo creer que debía seguir en ello, continuar con mis trabajos de animación rudimentaria, pero con guiones que te enganchan con su humor y sus diálogos.

Tras varios cortos de unos tres minutos, emprendes un proyecto bastante más ambicioso, La increíble vacuna del Dr. Dickinson (2020). ¿A qué se debió ese cambio?

Llegó la pandemia mundial de Covid y nos metieron a todos en casa. Dediqué un mes a hacer los primeros minutos del corto. Se suponía que esos minutos constituían la totalidad del mismo: un grupo de científicos en un despacho, discutiendo sobre el descubrimiento de la vacuna para el Covid, que tenía un terrible efecto secundario, (no haré spoiler ;-), terminando con un enorme ‘cliffhanger’. Cuando lo terminé me perseguía la sensación de que se parecía más a un ”sketch” televisivo que a un cortometraje. Y no sólo ese corto recién terminado, sino los anteriores. También pensaba que el tema daba para mucho más, así que me dejé llevar y exploré cuales serían las consecuencias de esa vacuna ficticia, siendo lo más rocambolesco posible. Incluí muchos más personajes, mas escenarios, hice evolucionar la historia, e influido por la ingesta de películas de ciencia ficción de los años 50 y 60 que estaba consumiendo en esos días de confinamiento, tres meses después vio la luz La Increíble Vacuna del Doctor Dickinson.

¿Cuánto tiempo tardaste en crear tu más reciente corto, Phonorama (2022)?

Para Phonorama dediqué cuatro meses (robando horas de aquí y allá como buenamente pude, porque tengo un trabajo y un niño pequeño. )

¿Qué te inspiró esa comedia futurista?

Estaba una noche viendo La Ventana Indiscreta por enésima vez y se me ocurrió que podría darle una vuelta de tuerca a la situación, introduciendo un elemento completamente sorpresivo e inesperado que, en muchas ocasiones, se cuela en nuestras vidas. A partir de ahí jugué con los elementos que más me gustan de la ciencia ficción y procuré escribir unos diálogos que mantuvieran enganchado al espectador.

¿Qué softwares sueles usar para animar y editar tus obras?

Mi sistema es muy sencillo pero nada convencional. Dibujo todos los elementos, personajes y fondos en Procreate para iPad, y luego lo animo todo con Sony Vegas, que no tiene nada que ver con la animación, pero que me permite componer con docenas de capas y moverlas como yo quiera. Digamos que convierto la interfaz del Sony Vegas en una mesa con un montón de acetatos puestos uno encima de otro, con mis dibujos.

¿Cuál es la reacción más divertida / sorprendente que conoces a uno de tus cortos?

Sin duda, cuando el gran Guillermo Fesser se puso en contacto conmigo para hacer una versión doblada por él mismo de mi corto Tetas. Aunque nunca llegamos a hacerlo, porque es un hombre muy ocupado, me pareció una situación que rizaba el rizo del metalingüismo del corto en cuestión. Tal vez podría hacer un Tetas 2 donde le pido explicaciones, jajajajaja.

Una cosa que me sucede en todos los festivales a los que voy, es que todo el mundo se sorprende con lo mismo: las voces de todos mis personajes las hago yo. He de reconocer que dentro de mi hay un actor oculto, disfruto mucho de la fase de grabación de voces y a veces tengo que hacer varias tomas porque no puedo contener la risa.

¿Qué es lo más duro de ser un animador independiente? ¿Y lo más gratificante?

Lo más duro es que es muy difícil que te presten atención, porque vas solo en todo. No sólo en la realización de los cortos, que te llevan mucho tiempo y que a veces estás deseando terminar de una vez. Es que también vas solo a la hora de enviar tu trabajo a un festival que recibe, de media, un millar de cortos más. Si no te conocen tienes un plus de dificultad. Si no está contigo una productora con cierto nombre, no te conocen. También es más difícil hacer que resulte rentable, porque acceder a subvenciones es más complicado si eres independiente.

Pero tiene muchísimas ventajas, pienso yo. La primera es que no tienes que discutir con absolutamente nadie para hacer avanzar el proyecto. Ninguna decisión está sometida al criterio de segundas o terceras personas. Nadie salvo tu tiene el poder. Te podrás equivocar, obviamente. Pero al menos el proceso de creación de tu obra no se convertirá en un infierno.

A los que creamos nos toca mucho la moral que venga alguien a opinar mientras hacemos
nuestras cosas, jajajajaja. Nada nos puede molestar más. Mejor que opinen cuando está todo terminado.

Otra cosa gratificante es que el orgullo que sientes cuando, por fin, se proyecta en una sala de cine, es difícil de explicar. Lo que ves estaba unos meses atrás en tu cabeza, y lo has hecho tú solito. Eso no tiene precio.

¿A qué otros animadores independientes admiras, sigues detenidamente y/o crees que te han influido especialmente?

¿Hayao Miyazaki se puede considerar independiente? Si no es así, podría decirte que admiro a todos los animadores independientes, incluidos todos los que no conozco, porque creo que son unos chiflados soñadores como lo soy yo, y que han elegido un camino difícil para ser felices con sus obras. Podría mencionarte a Fran J.S.C., director de Cèrcol a Catalunya (2021), otro corto de animación hecho prácticamente al 100% por él mismo y que me parece alucinante. Sus animaciones son brutales y tiene una capacidad increíble para plasmar la fuerza y el movimiento de una producción que parece mucho más grande de lo que es. Para mi ese tipo es un héroe. También podría mencionar a David Ibernia, que posee un estilo inconfundible y súper personal. O David Fidalgo Omil, paisano gallego con un sentido del humor que me gusta mucho.

Compartir

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here