Entrevista a Rubén Monroy

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Rubén Monroy es, junto a Carlos Santa, uno de los directores de Relatos de Reconciliación, un proyecto valiente y artísticamente aventurado que da voz a las víctimas de la violencia en Colombia. Es uno de los largometrajes más recomendables de la década que, además, contribuye a avanzar hacia la paz y la reconciliación, dos aspectos muy necesarios en cualquier parte del mundo, pero especialmente en un país lastrado por décadas de enfrentamientos.

Gracias a sus interesantes respuestas, conocemos mejor la génesis del proyecto, la importancia de reconocer el dolor de las víctimas, la parte transmedia del film y, finalmente, el siguiente proyecto en el que está involucrado, que nos ha dejado con muchas ganas de verlo completo.

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¿Cómo y cuándo nació Relatos de Reconciliación?

Relatos de Reconciliación nació con el Maestro Carlos Santa, que ya había realizado la primera entrevista a la Señora Virgelina Chará (desplazada por la violencia en Colombia).  Yo llegaba de trabajar en España en animación y volví a Colombia con ganas de hacer proyectos pedagógicos y que contribuyeran en desarrollo de productos de animación, por el 2014, trabajaba en la institución SENA que forma animadores con un carácter tecnológico y luego de hacer la evaluación curricular del programa de animación, vi que el porcentaje de estudiantes que lograban ubicarse laboralmente en empresas relacionadas era mínimo, el 1%.  Desde allí empecé a buscar la forma de generar contenido profesional desde la academia, con el plus que estos chicos siguieran en formación en aspectos como la sociedad, la paz, la humanidad; además de aspectos tecnológicos dentro de una estructura y el trabajo para realizar un largometraje animado.  Con ese proceso se hicieron dos proyectos gigantes: una serie de Animación en 3D y el largometraje Relatos de Reconciliación.

Recuerdo muy bien que fue un 28 de octubre (día mundial de la animación), cuando hablamos con Carlos acerca de la importancia de la formación especializada en el desarrollo de proyectos reales para que los estudiantes pudieran replicar estos conocimientos y fueran generadores de proyectos emprendedores en animación y lo más importante, constructores de una sociedad en paz.

¿Por qué es importante dar voz a las víctimas de la violencia en Colombia?

La violencia en Colombia nunca ha acabado, así las instituciones quieran ocultarla.  Creemos que rescatar las voces de las personas que han sufrido violencia a manos de cualquier autor es un acto de respeto al reconocer y mostrar que nos importa su dolor, también para que entendamos como sociedad que estos actos no pueden ser repetidos.

No solo las víctimas hacen parte de nuestros relatos.  En varias instituciones como la Universidad de Bellas Artes de Cali y la Universidad Javeriana se hicieron los “talleres de paz” en donde mostrábamos relatos que se hicieron a “victimarios” y en este espacio se discutía acerca de la importancia y la necesidad de contar las dos posiciones del conflicto para poder construir la paz, desde entender la complejidad del conflicto. Hacer estos relatos era una de las partes más complicadas para nosotros como autores, hablar en imágenes sin juzgar.

¿Cómo elegisteis los relatos que forman parte de la película?

Hubo muchos momentos en Relatos de Reconciliación, ya que acudimos a muchas fuentes para conseguir las historias. Las primeras entrevistas fueron personas cercanas a nuestro grupo de animadores, amigos, vecinos, lo que da cuenta fiel que hay muchas personas que están cercanas a nosotros y han sufrido violencia extrema, un aspecto que nos debería generar vergüenza o por lo menos un análisis de lo que somos como sociedad. Otras personas fueron contactadas a través de distintas ONG del país, su ayuda nos permitió, en primera instancia, conectar y vincularnos con la historia más compleja de la violencia y la guerra de nuestro país. También nos acompañaron y guiaron para que al relatar mediante la interpretación artística fuera un momento liberador y no como una posible revictimización al traer a su memoria los momentos más dramáticos de su vida.

También es importante contar que hubo muchas más historias que se dejaron de hacer por falta de tiempo. Este proceso de “enseñanza” de la animación, la cercanía con la realidad de la violencia y el aprendizaje de nuestros animadores y de nosotros mismos nos conectó de manera significativa con cada uno de los relatos y por eso sentimos la responsabilidad de hacerlos de la mejor manera, tanto técnica, como humanamente.

Creemos que Relatos de Reconciliación podría replicarse en cualquier momento y en cualquier país y que las entrevistas se deben concentrar en la persona y no en el hecho victimizante.

¿Por qué optasteis por la animación como medio para ilustrar los relatos?

La animación es perfecta para mostrar este documental. La reserva de identidad de casi todos los relatos se hace de forma inmediata al procesar la imagen 24 veces por segundo. Además, la idea de nuestro largometraje era mostrar la vida de la persona que nos prestó su relato, saber ¿quién era?, ¿qué perdió?, ¿quién es ahora?  Así que la animación se muestra en algunos momentos como una reconstrucción de los hechos, pero a lo largo de las historias se busca representar la vida con la poesía de las imágenes.

¿Hubo algún relato que fuera particularmente difícil de ilustrar, o que supusiese un reto especialmente complejo por la dureza de lo que narra?

Todas las historias son desgarradoras y mostrar los momentos de violencia es muy difícil.  Las violaciones son un tema muy delicado que se tiene que pensar mil veces para que la reconstrucción del hecho no sea grotesco o la abstracción no sea aún peor. También lo fue en el momento justo de la entrevista, escuchar a las mujeres nos quitó la palabra y nos “arrugó” el corazón.

Para mí lo más difícil fue hacer a los victimarios. Normalmente uno abre el corazón a las personas que sufrieron, pero representar las historias de los victimarios tiene una carga emotiva muy difícil de digerir. Como creador se tiene que poner en los pantalones de esas personas, entender todo su trasfondo social y económico, para poder mostrar con claridad y sin juzgar a los relatos.

¿Quiénes fueron los colaboradores más importantes del film?

Desde la persona que nos ayudaba a hacer rotoscopias, hasta los que hicieron las traducciones, diseño, ingenieros, músicos, investigación, para mí se volvieron parte de la familia de Relatos de Reconciliación, un proyecto hecho con la intención de colaborar y sin ayudas económicas tan necesarias en estos tiempos.  Creo que fue un proyecto donde todos queríamos apostarle a un mejor país y por eso cada persona es vital para Relatos.

También debo destacar la colaboración de las instituciones como el SENA, la Universidad de Caldas que hizo en cabeza del maestro Fabio Fuentes la composición de la sinfónica, la universidad Nacional de Colombia que también aportó a sus músicos para algunas presentaciones en directo, la ONG MINGA y el la Fundación Círculo de Estudios Culturales y Políticos.

Relatos de Reconciliación es un proyecto transmedia que se amplía con la página web. ¿Podéis presentaros esa parte y contarnos cuál es el propósito de la web?

La página WEB de relatos busca hacer un análisis de la violencia en el largometraje.  Lo primero es que cuando entras a la página puedes hacer unos filtros de datos acerca de qué quieres ver en el largometraje, volviendo cada experiencia y cada lectura interactiva, con unas palabras importantes para nosotros: familia, reconciliación, territorio, o por ejemplo violencia y el tipo de actor: el ejército, guerrillas, narcotráfico, entre otras.  Lo que intentamos es hacer posibles lecturas de lo que pasa en Colombia y que no sea una experiencia segmentada, sino que la programación nos muestre qué se dijo en temas específicos.

La otra parte es que cada relato tiene una parte documental, que sirve como memoria histórica para el país, se encuentran noticias, recortes de periódicos, libros y demás notas que nos contextualizan cada hecho.

Por último y más importante está la posibilidad de “expresarte”, de “opinar”, haciendo como lo sabemos hacer en nuestro largometraje, una animación que se va a publicar en las redes sociales. Así que conjuntamente los usuarios de la WEB podrán hacer una animación en la plataforma para que conjuntamente estemos tejiendo una forma de colaborar y compartir un sentimiento de reconciliación.

¿Qué ha supuesto para vosotros que el film sea finalista en los Premios Quirino de la Animación Iberoamericana 2020?

Ha sido una alegría estar de finalista en el festival que premia los mejores largometrajes a nivel Iberoamericano.  Estar con un proyecto con unas características tan particulares y tan lejanas a la producción comercial es un reto.  La industria estandariza los discursos y las técnicas.  Por eso tener un largometraje hecho en tierra, acuarela, tintas, cut out, stop motion, 3D, bordados, entre otras, en un festival tan importante es una gran satisfacción.

Todavía falta más visibilidad a proyectos de animación experimental, todavía queremos que el largometraje llegue a más personas en nuestra sociedad y que se vea a nivel regional. Seguiremos buscando rutas de distribución nacional.

¿Hay algún proyecto de animación en el que estéis involucrados, o que estés preparando, del que podáis adelantarnos algo?

Ahora acabamos la preproducción de un largometraje llamado Astrolabio. Ganador del Fondo de Desarrollo Cinematográfico de Colombia. Un proyecto que rescata la cultura y el arte en el futuro. Pueden ver el Teaser aquí.

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