JJ VILLARD’S FAIRY TALES.
8/10
Revisiones gore, salvajes y humorísticas de populares cuentos de hadas en las que la fórmula “y fueron felices y comieron perdices” no es una opción. Transcurren en un universo enfermizo, violento y autoritario denominado Villardia en el que la abuelita lidera una red de tráfico de polvo de hadas; el lobo es un policía que combatió en la Guerra de Irak; Geppetto, alias Gelatto, es un borracho holgazán y Pinocho un psicópata; Rapunzel es un niño llamado Boypunzel; y los enanitos lideran la resistencia contra la monarquía absolutista de la Reina Malvada.
JJ Villard’s Fairy Tales es una propuesta característica de Adult Swim, de modo que quien no haya disfrutado con sus otras series –Rick y Morty no cuenta- es poco probable que aguante más de un minuto con esta. Tampoco es la más indicada para recomendársela a un amigo que quiera descubrir la animación adulta. En cambio, para los seguidores de Adult Swim o para quienes aprecien la vertiente más extrema de la animación es una recomendación segura. Eso sí, por muy subversiva que intente ser a la hora de revisar estos conocidos cuentos tradicionales, sigue sin ser una serie tan radical como la anterior creación de J.J. Villard, King Star King (2013).
Hay buenas ideas en JJ Villard’s Fairy Tales, en todos los episodios son varios los gags que funcionan muy bien y los amantes de Mr. Pickles tendrán aquí una generosa dosis de gore cómico. Además, su rudimentaria animación, con personajes que avanzan sin caminar, dando saltitos al estilo de South Park, tiene su gracia.
Si no me muestro más entusiasta es porque buena parte de su humor se centra en la escatología, en provocar asco o en mostrar del modo más explícito posible la violencia, opción que ha sido ya tomada en multitud de ocasiones por otras muchas series de animación para adultos. Por otra parte, cuando se fija en un cuento que ha sido adaptado por Disney, como Blancanieves y los siete enanitos (1937) o Pinocho (1940), no resiste la tentación de caer en la parodia cuando habitualmente resulta más original al tomar su propio camino.