HERMANOS ROBOTS SUPERGIGANTES (SUPER GIANT ROBOT BROTHERS).
8,5/10
Divertido homenaje a las series de monstruos japonesas -no en vano las criaturas que atacan la Tierra son llamadas ‘kaijus’- que introduce, eso sí, una variación. Quienes combaten a los invasores no son enormes vehículos controlados por personas en su interior, esto es, no son mechas. Son, en cambio, robots gigantes diseñados por una niña superdotada que gozan de relativa autonomía. La otra peculiaridad de esta producción es que esos robots son hermanos, que hay cierta rivalidad fraternal entre ellos y que sus personalidades son un acierto, especialmente la del jovial Shiny, el más humano de los dos, por decirlo de algún modo.
Hay dos aspectos que destacan particularmente en Hermanos robots supergigantes. Uno es el sentido del humor, sobre todo cuando los dos robots comparten escenas y sus personalidades chocan. Particularmente memorable es el momento en el que los dos compiten por ver quién imita mejor a un robot. ¡Sí, robots que imitan a robots!
El otro aspecto es su animación 3D por ordenador: pese a no ser en absoluto experimental, tampoco reproduce la predominante en la escena comercial contemporánea, pues en vez del fotorrealismo opta por cierta estilización y, me parece, menos fotogramas por segundo de lo habitual. Además, es un acierto la caricatura de los humanos y el diseño de los robots.
Como de costumbre, la serie es recomendable porque están implicados numerosos talentos. Sus creadores, Víctor Maldonado y Alfredo Torres, participaron en ese hito de la animación española titulado Nocturna (2007), y desde entonces, entre otras muchas producciones, habían dirigido tres recordados episodios de Love, Death + Robots. El director, Mark Andrews, había ejercido ese mismo rol en varias obras de Pixar, entre ellas el largometraje Brave (2012). Finalmente, entre la nómina de guionistas figura Tommy Blacha, un habitual de la animación para adultos y creador de la serie Metalocalypse (2006): esto último quizá explique por qué, a pesar de ser apta para la infancia, tiene muchas posibilidades de entusiasmar a espectadores de todas las edades.