INVASIÓN EN LAS ALTURAS (TENKUU SHINPAN).
4/10
Invasión en las alturas es uno más en la creciente lista de animes originales de Netflix decepcionantes. Tengo la sensación de que, en este caso, los principales responsables optaron por la vía comercial y nunca persiguieron un resultado artísticamente interesante.
Es una obra de género cuyo principal propósito es satisfacer a un público sediento de violencia mostrada explícitamente, cuya trama incluya acción y sangrientas batallas con cierta regularidad, y entre cuyos personajes abunden las adolescentes y jovencitas de busto enorme con propensión a mostrar las bragas.
De hecho, junto con el plano detalle, el medio y el general, en la planificación abunda ‘el plano de las bragas’, el que de manera gratuita se dedica a elegir un ángulo desde el que se vea una parte de las bragas. Sería muy cómico de no ser porque no tiene una intención paródica. ¡Si hasta hay un momento en que un personaje reconoce a otro al verle las bragas! Y por supuesto, si una de esas jovencitas es herida, justo se le desgarra la blusa y, oh, casualidad, se le ve el sujetador.
Comprendo que hay una parte del público al que va dirigida la serie al que eso le gusta y el erotismo puede ser un estimulante ingrediente más, pero hubieran acabado antes empezando los capítulos con un preludio para mostrar ropa interior femenina, y una vez cumplida esa cuota, dedicarse por entero a la trama, pero así no hay forma de tomarse en serio esta propuesta.
De todos modos, ese es solo uno de los aspectos risibles de una serie que, a pesar de partir de una premisa atractiva -varias personas se despiertan de pronto en azoteas de altos edificios sin salida y son perseguidas por amenazantes máscaras cuyo propósito es invitarlos a suicidarse- está terriblemente mal ejecutada. No resulta verosímil ni durante los títulos de crédito y hasta las partes gore son muy poco creativas. Y sí, también es de esas series en las que constantemente oímos los nada sofisticados pensamientos de los personajes, eso cuando no los dicen en voz alta en plena lucha: ‘¡te voy a matar¡’, ‘¡no tienes nada que hacer contra mí!…
