CITA’S WORLD.
4/10
Cita’s World es una curiosidad televisiva por dos razones: 1) fue de los primeros programas en contar con una presentadora virtual -de hecho, posiblemente sea el primer programa con una presentadora virtual negra-; 2) estaba dirigido a público adulto. Ahora bien, cuando digo adulto me refiero a adolescente, porque dudo que alguien que se considere adulto tuviese interés alguno en una propuesta tan superficial.
Hubo un primer intento en 1997, cuando Tracye Z. Kinzer desarrolló Jam Zone, programa antecesor del que nos ocupa, pero no fue hasta el 20 de septiembre de 1999, una vez la tecnología de animación 3D estaba ya lo suficientemente desarrollada, cuando Cita se presentó en la pequeña pantalla.
Lo hizo en BET, gracias al impulso del director de programación de la cadena, Curtis A. Gadson, y de Corey Turner, diseñador del concepto y director. Como la cadena estaba orientada al público afroamericano, la presentadora era también afroamericana –kittie KaBoom le prestaba su voz-, solo que estoy de acuerdo con quienes consideran que era un personaje estereotipado. La web Awesomely Luvvie, dirigida por una mujer afroamericana, la describe como “básicamente un estereotipo andante, hablando muy alto, chasqueando los labios, agitando el cuello (…) Es como si cogieron cada estereotipo malo de una mujer negra, lo exageraron 15 niveles y crearon este personaje (…) Cita es lo que chicos blancos pensarían de una mujer negra si nunca han conocido a una mujer negra”.
Yo, desde mi perspectiva de blanco, hombre y europeo, no soy el más apropiado para analizar la cuestión, pero el personaje de Cita, más allá de ser mujer y afroamericana, resulta inmaduro y un tanto vulgar.
Si a pesar de todo Cita’s World merece ser recordado no es por su guion, ni por su formato -la presentadora comentaba los mensajes recibidos de los espectadores entre un vídeo musical y otro-, sino por su carácter de rareza en el panorama televisivo y por ser de los primeros en recurrir a una presentadora virtual. Visto hoy, la estética y la tecnología han quedado terriblemente envejecidas, pero se puede apreciar como pieza de museo, como un loable intento, aunque fuese fallido, de llevar la animación por ordenador al ámbito de la telerrealidad.