DEATH NOTE (DEATH NOTE: DESU NOTO).
9/10
Death Note es una de las series más importantes de la animación japonesa. Lo afirmo en parte por la popularidad internacional que logró, en parte por sus méritos artísticos. Su influencia abarca no solo otras producciones de anime sino también multitud de propuestas occidentales. Claro que lo mismo podría afirmarse del manga escrito por Tsugumi Ohba e ilustrado por Takeshi Obata en el que está basada, pues en sus páginas están ya la premisa de la trama y el diseño de los personajes clave, incluidos esos memorables shinigami.
La iconografía del manga y de la serie son tan destacadas que si uno escribe ‘shinigami’ en un buscador, prácticamente todas las imágenes que obtendrá serán esos singulares personajes, mitad seres góticos, mitad momias /esqueletos, que acechan a los humanos en la serie. Pues bien, he ahí uno de sus primeros aciertos: a pesar de que estos dioses de la muerte extraídos del folclore japonés son personajes destacados, los más temibles y mortíferos no son ellos sino varios de los humanos.
El gran atractivo de Death Note es cómo retrata a la sociedad japonesa contemporánea, retrato extrapolable a cualquier sociedad moderna. Es una visión en la que no hay casi ningún personaje íntegro. A la mayoría les mueve la codicia o el afán de éxito en alguna de sus más recurrentes manifestaciones: poder, dinero, sexo… O todas a la vez, claro. Incluso el personaje protagonista desde cuyo punto de vista está contada la trama, Light Yagami, sucumbe por su terrible concepto de la justicia.
El mundo que ilustra es descorazonador y casi cualquier estamento está podrido: política, policía, medios de comunicación, intereses empresariales… También muestra a una masa descontrolada y fácilmente manipulable que siente una necesidad imperiosa de creer en Dioses o, al menos, en un poder superior que imparta justicia. ¿Te suena? Normal, porque se parece mucho a nuestra sociedad.
El otro gran acierto de la serie, además de su estética, es el juego intelectual que propone, de modo que los pasajes más interesantes no son escenas de acción o repletas de acontecimientos, sino aquellas que reflejan los pensamientos de los protagonistas, especialmente el duelo mental que se produce entre Light Yagami y L, el más atractivo personaje.
Lástima que la segunda mitad de Death Note -y quien vea la serie sabrá exactamente cuando comienza- no esté tan lograda, que los personajes centrales no sean ya tan interesantes, porque la primera parte es brillante. Tampoco el desenlace, aunque no arruine lo conseguido hasta entonces, es enteramente satisfactorio, pero dada la complejidad de la trama no era fácil contentar a todos los espectadores ni cerrar con eficacia cada hilo argumental. En cualquier caso, a pesar de algunos excesos y de una parte final menos lograda, el conjunto es muy entretenido y un lúcido estudio de la psique humana.