DOROHEDORO.
9/10
Dorohedoro adapta el sorprendente manga escrito e ilustrado por Q Hayashida. El estudio de animación, MAPPA, y el director, Yuichiro Hayashi, tuvieron el acierto de mantener relativamente intactos los diseños del mangaka, así que este es uno de esos casos en los que el anime es casi una versión en movimiento de las páginas del manga, solo que con el extra del color. Es más, la serie mantiene el nivel de detalle en decorados y personajes, cosa que tiene su mérito por la dificultad que implica para su animación.
El principal atractivo del anime es su estética, con un excelente diseño de personajes -obra de Tomohiro Kishi a partir de las creaciones de Q Hayashida– y una igualmente deslumbrante animación que ilustra con éxito el universo en el que transcurre la trama, especialmente la ciudad de los hechiceros. Por otra parte, incluye numerosos planos visualmente poderosos y memorables, aunque casi todos tienen que ver con las partes más gore y terroríficas de la serie.
Desde un punto de vista narrativo hay pasajes que están un pelín apresurados, casi como si el director no confiara del todo en la seducción de aquello que se cuenta, así que en ocasiones se echa de menos mayor tiempo para degustar la rica propuesta visual. Sin embargo, la completa trama está muy bien contada, los necesarios flashbacks están bien integrados y la violencia -a menudo extrema- está bien resuelta, de modo que el gore posee una rara belleza.
Finalmente, es muy bienvenido que, en este contexto de fantasía y violencia con un claro trasfondo dramático, logre introducir píldoras de humor, a veces una sola frase -como una cucaracha gigante que exclama “¡flipante!”-, de un modo que resulta original y eficaz. En conjunto, queda una serie muy entretenida y singular, solamente recomendada, eso sí, para quienes toleren bien la violencia ilustrada de manera explícita.