BATMAN: LA SERIE ANIMADA (BATMAN: THE ANIMATED SERIES).
9/10
Batman: la serie animada es ampliamente considerada como la mejor serie animada basada en un cómic y, en general, como una de las mejores series de animación. Una publicación la sitúa de hecho en segunda posición tras Los Simpson. Yo no la pondría en tan buena posición en una lista así, pero sí comparto el entusiasmo por tan lograda propuesta a la que le está sentando muy bien el paso del tiempo. Además, también creo que es la mejor adaptación de Batman más allá de las páginas de un cómic y que está más cerca de la trilogía de Christopher Nolan que de las películas de Tim Burton o Joel Schumacher.
La serie destaca por su oscura estética neo-noir y por el retrato art déco de Gotham City. En ese sentido, la brillante secuencia de apertura, en la que Batman aparece como una silueta negra salvo cuando le alumbra brevemente un rayo, es una declaración de intenciones. También es admirable que lograse una factura cercana a la de un largometraje a pesar de que en la primera temporada sus responsables tuvieron que entregar 65 episodios. Además, la banda sonora es estupenda, sobre todo el tema de la secuencia de apertura, compuesto por Danny Elfman -el compositor de las entregas de Batman firmadas por Burton-.
Sin embargo, la parte visual, aun siendo lo mejor de la propuesta, se ve puntualmente afectada por una animación que no siempre está a la altura. Es comprensible dado que Warner Bros. Animation contó con más de una decena de estudios de varios países para que realizasen diversos capítulos, cosa que dificulta un resultado tan unificado como sería deseable. Es más, AKOM fue despedido por inconsistencias en la animación de varios episodios. Aun así, solo por su aspecto ya merece la pena darle una oportunidad.
Por otra parte, es bienvenido que el tono sea más maduro que de costumbre -durante un tiempo se consideró una serie de animación para adultos, solo que con el paso del tiempo su tono ya no parece tan atrevido- y que desarrollara algunas de las más apreciadas versiones de personajes clave como Robin, Batwoman o el protagonista. También creó personajes que se incorporaron al universo de DC Comics: la policía Renee Montoya, el villano Lock-Up y, cómo no, Harley Quinn, que desde su primera aparición en la serie se ha convertido en uno de los más populares. Además, las interpretaciones de Kevin Conroy como Bruce Wayne / Batman y de Mark Hamill como Joker son todavía consideradas referentes con los que se comparan las demás.
Lástima que el formato de veinte minutos por episodio, la mayoría de ellos autoconclusivos, encorsetase regularmente interesantes tramas a las que les hubiera venido bien mayor desarrollo. Y tampoco todos los guiones eran siempre brillantes: con demasiada frecuencia repetía la misma estructura y los diálogos no siempre son memorables. En fin, su potencial se puede valorar mejor en el largometraje asociado, Batman La máscara del fantasma (1993), en el que cada aspecto pudo ser cuidado al detalle y desarrollado según sus necesidades narrativas, sin la limitación temporal.
Pese a sus pequeñas carencias, el resultado fue tan bueno y tan bien acogido que inauguró el ‘DC animated universe’, ampliado con las series Superman (1996), Las nuevas aventuras de Batman (1997 – 1999) o La Liga de la Justicia (2001), además de cómics, videojuegos y películas, muchas de ellas con buena parte de los responsables de esta producción.