KOMI-SAN NO PUEDE COMUNICARSE (KOMI-SAN WA, KOMYUSHOU DESU).
7,5/10
Komi-san no puede comunicarse adapta el manga homónimo escrito e ilustrado por Tomohito Oda que empezó a publicarse en la revista Weekly Shōnen Sunday en mayo del 2016. Esta producción de anime es la segunda serie basada en el manga, pues le precedió una de acción real emitida también en el 2021. La que nos ocupa está dirigida por Ayumu Watanabe con guiones de Deko Akao, diseño de personajes de Atsuko Nakajima y una banda sonora de Yukari Hashimoto que incluye un guiño a la de La La Land (2016).
No he leído el manga, pero sí lo he ojeado, así que puedo afirmar que, estéticamente, se mantiene muy cercano al aspecto de los personajes en las ilustraciones de Tomohito Oda. Me parece un acierto pues es uno de sus puntos fuertes: no es un estilo particularmente personal pero resulta agradable para la vista. Además, sí logra mostrar a la protagonista, Komi Shouko, como una suerte de ideal estético adolescente -según los cánones occidentales contemporáneos, claro, que demandan cuerpo esbelto y pechos grandes-.
Ese personaje central es una adolescente físicamente muy atractiva -todos sus compañeros de instituto se pirran por ella- que padece un trastorno para relacionarse que le impide pronunciar palabra alguna. Su comportamiento está llevado al extremo y, en el anime, no sé en el manga, no resulta muy creíble. Sin embargo, el personaje funciona y tiene encanto su patológica timidez: prácticamente solo se comunica con la escritura.
La serie es una comedia de tintes caricaturescos que exagera todas las actitudes, inseguridades y características habituales de los adolescentes japoneses. Está estructurada a partir de breves viñetas relativamente independientes, cada una de las cuales ilustra un pequeño reto o avance comunicativo del personaje central. No obstante, hay romance y algún toque melodramático, solo que nunca parece tomarse del todo en serio. “Dejaos ya de dramas adolescentes”, exclama uno de los personajes al ver a Komi Shouko y su amigo / interés romántico Tadano Hitohito en un momento dado: he ahí la clave cómica de la serie, su capacidad de reírse de la importancia que solíamos darle a todo cuando navegábamos a duras penas la adolescencia.
La pequeña pega que le veo al anime es que abuse de los mensajes escritos. Si ya la protagonista se comunica con textos, resulta un pelín excesivo que además haya letreros regularmente, sobre todo si se emplean para verbalizar reacciones obvias que estamos viendo. Debería el guionista confiar algo más en la inteligencia de los espectadores.
El 7 de abril del 2022 se estrenó la segunda temporada, que consta también de doce episodios.