PERIODO AZUL (BLUE PERIOD).
8/10
Periodo azul adapta el manga homónimo escrito e ilustrado por Tsubasa Yamaguchi que empezó a publicarse en junio del 2017. El anime cuenta con Koji Masunari como director jefe, dirección de Katsuya Asano, guiones de Reiko Yosh, diseño de personajes de Tomoyuki Shitaya y banda sonora de Ippei Inoue.
La serie está protagonizada por un excelente estudiante de bachillerato que, tras ver un cuadro de una compañera de instituto, decide apuntarse al club de arte. Tal es su pasión por la pintura, que decide entonces prepararse para entrar en la Universidad de Arte de Tokio, institución pública que sí pueden pagar sus padres al ser de las que cuentan con una de las matrículas más asequibles. Los episodios se centran entonces en su rápido aprendizaje, pues cuenta con meses para preparar el exigente examen de ingreso a una universidad que solo acepta cinco estudiantes al año.
La industria del anime es tan robusta que existen series de prácticamente cualquier disciplina, arte o deporte que exista y, por supuesto, la pintura no es una excepción. Aún así, es interesante asistir a una narración en la que los momentos clave se desarrollan en aulas de arte y cuyo clímax es un examen para entrar en una universidad. Sus responsables logran dotar de emoción y hasta de cierto suspense a actividades que no suelen ser precisamente muy entretenidas.
Por otra parte, es loable que se centre en la parte artística, de modo que la mayor parte del tiempo está dedicado al aprendizaje del protagonista. De hecho, son muchas las escenas en las que le vemos pintando o dibujando, actividad que suele ir acompañada de explicaciones sobre las técnicas que emplea o los porqués de sus decisiones artísticas. Creo que esa voz en off didáctica llega a ser un tanto excesiva, pero supongo que está pensada, sobre todo, para amantes de la pintura.
La otra pequeña pega de la serie es que caiga en tantos lugares comunes del anime con adolescentes, de modo que nuestro protagonista, a pesar de ser casi perfecto y ejemplar, está constantemente dudando de sí mismo. Por ejemplo, se llama patético cuatro o cinco veces por capítulo, se cree inferior a todos los demás y le pide perdón a su madre por no haber sido mejor hijo aunque también en ese ámbito sea prácticamente irreprochable. No hace tanto que fui adolescente así que convengo en que, en esa etapa, uno puede llegar a sentirse muy inseguro, pero aquí está llevado a un extremo de melodramatismo y exageración.