BAKI HANMA (HANMA BAKI: SON OF OGRE).
5,5/10
Netflix ya estrenó como original la serie Baki (2018-2020), basada en el manga Grappler Baki (Gurappurā Baki), escrito e ilustrado por Keisuke Itagaki, que llegó a las tres temporadas y 39 episodios. La serie concluyó antes de adaptar la tercera parte del manga, de la que se ocupa esta. Por qué quiso el gigante del streaming cancelar una serie cuando luego iba a continuar la trama lo ignoro, pero quizá se deba a que con Baki Hanma poseía los derechos para todos los países, Japón incluido –Baki se emitió también en Tokyo MX-.
En fin, poco importa el cambio de título, porque Baki Hanma es una continuación en todos los aspectos: la trama parte de donde se quedó su predecesora, la estética es idéntica y el tono no varía un ápice. Eso implica que vuelve a centrarse en las luchas entre hombres forzudos, que las peleas llegan a durar varios episodios y que sistemáticamente vemos a esos hombres extraordinariamente musculados en taparrabos o, al menos, con el torso desnudo -con el aliciente extra de estar mojados o sudorosos en buena parte de las escenas-. Supongo que hay un numeroso público que desea recrearse con cuerpos masculinos musculados y esta serie ofrece generosas dosis.
Por supuesto, la fuerza de los personajes centrales está invariablemente exagerada hasta el punto de resultar más risible que otra cosa: una y otra vez me pregunto si el efecto cómico que provoca es intencionado porque me cuesta mucho tomarme en serio las constantes hipérboles. En cualquier caso, hay toques de humor muy bienvenidos, como los pasajes dedicados al objeto de deseo de uno de los personajes centrales, una mujer que prácticamente no se levanta de la cama y a la que le impresionan muy poco las proezas físicas de su pretendiente.
La animación no está mal, resulta efectiva para ilustrar las numerosas y estrambóticas peleas, pero también hay muchos planos estáticos o casi, así que buena parte de los episodios discurren en el ámbito de la animación limitada. No tengo claro hasta qué punto es una elección estilística o la consecuencia de un bajo presupuesto.
