EL PADRE DE LA MANADA (FATHER OF THE PRIDE).
6/10
El padre de la manada fue una de las series de animación 3D que se emitieron en horario de máxima audiencia como parte de una efímera moda en la televisión estadounidense. Fue la tercera tras Tropiezos estelares en Syfy y Game Over en UPN, ambas estrenadas también en el 2004. La diferencia es que esta se emitió en una de las cuatro grandes cadenas en abierto y que fue una de las grandes apuestas de un estudio, DreamWorks Animation, que quería extender a la televisión el éxito que estaba obteniendo en cines con la saga Shrek -de hecho, el burro de esa franquicia tiene un cameo en esta serie-.
La serie fue una ambiciosa producción realizada durante dos años y, aunque la animación se subcontrató al estudio de Hong Kong Imagi Animation Studios, el coste de cada capítulo oscilaba entre los dos y los dos millones y medio de Dólares, una de las cifras más altas para una sitcom de media hora de la época y del todo inusual para animación –Los Simpson aparte-.
Pues bien, a pesar de la apuesta de DreamWorks Animation, de la extensa promoción de NBC y de los relativamente buenos datos de audiencia de los primeros episodios, el interés de los espectadores cayó rápidamente. Se estrenó en septiembre y para finales de noviembre dejó de emitirse regularmente. De los 15 episodios, dos no se emitieron y el último no llegó a completar su animación, de modo que solo se puede ver como un animatic en la edición en DVD. Fue un desastre que seguramente acabó precipitadamente con el intento de las cadenas estadounidenses de emitir animación 3D en primer time. En adelante, los pocos ejemplos que hubo se emitieron en bloques especializados en animación para adultos como Adult Swim.
A su fracaso de audiencia se une su escaso interés artístico. Por mucho que se centre en una manada de leones blancos que actúa en el espectáculo de Siegfried & Roy en Las Vegas, es una comedia de situación familiar de las de siempre. Los guiones están todos muy trillados y las tramas, más allá de los aspectos que tienen que ver específicamente con el espectáculo de magia, son previsibles a más no poder. Además, cae en muchos de los tics de la saga Madagascar, como los estereotipos culturales y de género -ejemplo: el elefante tiene acento indio, cómo no-, pero sin la parte de slapstick. Para colmo, esta es una de esas series que consideran que la animación para adultos consiste en incluir guiños sexuales aquí y allá, no en proponer guiones de mayor madurez intelectual o comedia sofisticada.
Finalmente, el elevado coste por capítulo se nota en una animación bastante más fluida que las series contemporáneas en 3D, pero la estética es poco atractiva y no ha envejecido nada bien. En fin, no es uno de los aciertos de DreamWorks Animation.
