JÓVENES EN ÓRBITA (CHIKYÛGAI-SHÔNEN-SHÔJO).
8/10
Este ambicioso proyecto escrito y dirigido por Mitsuo Iso se comercializó en Japón como dos largometrajes estrenados con dos semanas de diferencia: el 28 de enero y el 11 de febrero del 2022. Netflix, poseedor de los derechos internacionales, prefirió presentarlo como una miniserie de seis episodios, tres por película. Importa poco cómo se consuma, pero sí creo que poder ver la trama completa de un tirón es preferible.
Jóvenes en órbita transcurre en el 2045, cuando los extraordinarios avances tecnológicos permiten que nazcan niños en la Luna y existan hoteles espaciales para menores. A uno de ellos son enviados tres pre adolescentes terrestres que han ganado un concurso de una compañía llamada Deegle -cuyo logo es igualito al de Google-, donde les esperan una cuidadora y otros dos niños de la Luna. Tras un incidente que corta la comunicación con la Tierra, los seis deberán arreglárselas para sobrevivir.
La estética de la serie es interesante e ilustra bien la tecnología del futuro. Todo resulta creíble y verosímil y hay ideas, como la de los guantes, que son un acierto. Las inteligencias artificiales resultan algo menos originales pero están bien planteadas. En cuanto a la animación, al estar originalmente pensada para un largometraje exhibido en cines, se nota el especial cuidado con el que está realizada, de modo que es mejor de lo habitual en una serie.
La trama de ciencia ficción no es la parte más memorable y el quid de la cuestión, aquello de lo que debe defenderse la humanidad, ha sido ya explorado en otras ficciones. Sin embargo, la idea de dialogar con inteligencias artificiales es estimable y me ha recordado a la divertida Estrella oscura (1974), dirigida por John Carpenter, solo que con menos tintes filosóficos. En cambio, la relación entre los niños, los diálogos y la convivencia de humor y toques (melo)dramáticos son aspectos muy logrados.