KENGAN ASHURA.
5,5/10
Kengan Ashura es una adaptación del manga homónimo escrito por Yabako Sandrovich e ilustrado por Daromeon que publicó la web Ura Sunday del 2012 al 2018. Fue esta página la que publicó en el 2015 una encuesta para que sus visitantes decidieran cual de sus mangas querían ver convertido en anime. Ganó el que nos ocupa con 2,3 de los 9 millones de votos totales, que no está nada mal. Sin embargo, dado que duró solo dos temporadas, parece que el entusiasmo por disfrutar de una adaptación animada disminuyó rápidamente una vez visto el resultado, cosa que comprendo.
Dirigida por Seiji Kishi, escrita por Makoto Uezu y con personajes diseñados por Kazuaki Morita, cae en todos los tópicos y tics de las más flojas series sobre artes marciales. El tiempo se dilata de tal manera que batallas que duran cinco minutos o menos ocupan un episodio completo de 25 minutos: esa manera de estirar la duración de los acontecimientos no aumenta el interés precisamente. Hay mucha animación limitada y planos estáticos y no creo que sea una elección de estilo sino una forma de ahorrar dinero. Los contendientes hablan mucho durante las batallas y casi siempre para expresar algo obvio o que acabamos de ver -eso cuando no anuncian lo que piensan hacer-. Finalmente, todo está exagerado hasta un extremo cómico: si un personaje se enfada se agrieta el suelo a sus pies, alcanzan tal velocidad que no se ven sus movimientos a simple vista… A veces me convenzo de que se trata de una comedia disparatada, pero luego hay pasajes tan melodramáticas que creo que sus responsables esperan que nos lo tomemos en serio.
Y por supuesto, a eso se suma que las batallas son invariablemente sangrientas y casi cada golpe provoca abundante sangrado, desgarros de músculos, roturas de huesos, deformaciones de rostros… De modo que sí, la propuesta linda con el gore. Finalmente, prácticamente no hay nada más en los capítulos que peleas entre hombres de musculaturas imposibles para el ser humano cuyo vestuario se reduce habitualmente a escuetos taparrabos. Supongo que tanto para eso, como para la exagerada violencia, hay un público entusiasta. También creo que los amantes de las artes marciales encontrarán aquí alicientes, pero el resto puede abstenerse incluso aunque disfrute con el anime: no es este el mejor ejemplo del talento de los animadores japoneses.