NEO YOKIO.
4/10
Poco inspirada y generalmente fallida incursión en la estética del anime desde la perspectiva estadounidense.
La acción transcurre en Neo Yokio -imagino, un guiño al film de anime Neo Tokyo (1987) o a la ciudad en la que está ambientada el clásico Akira (1988)-, un Nueva York futurista en el que, eso sí, los únicos elementos considerablemente distintos son la presencia de criados con apariencia de robots a lo Mazinger Z y una sociedad aún más estratificada por clases.
Su puntual tono satírico es el aspecto más interesante de la serie, pero queda eclipsado por el trato amable que dispensa, sin apenas espíritu crítico, a la vacua y esnobista alta sociedad que retrata constantemente. Los protagonistas -jóvenes, ricos y guapos y preocupados por escalar posiciones en la lista de “solteros más deseados”- son mostrados con más cariño que voluntad de ridiculizar sus frívolas vidas.
Esto es especialmente notable con el personaje central, Kaz Kaan, terriblemente poco atractivo y sin apenas matices. Más allá de alguna breve reflexión sobre que quizá Neo Yokio no es la mejor ciudad del mundo al adentrarse en un barrio pobre -a bordo de un coche de Fórmula 1, eso sí-, no se aprecia, ni en él ni en los guionistas, distanciamiento alguno con ese mundo de fiestas de etiqueta, cafés para la élite o concursos televisados en los que los más cotizados solteros se regalan caros objetos unos a otros. Al final, uno tiene la impresión de que está dirigido a aquellos adolescentes fascinados con la fama y el estilo de vida de la alta sociedad.
Tampoco ayuda que quien ponga voz a Kaz Kaan en la versión original sea Jaden Smith, pues sus limitaciones como actor reducen aún más el encanto del personaje. Además, como comparte escenas con Jude Law (el robot sirviente) y Susan Sarandon (su tía Agatha), sus carencias actorales se evidencian aún más. En el episodio final, un especial de una hora con una trama tan floja y poco interesante como el resto de la serie, hasta le escuchamos rapear: otro talento que no se hereda.