1945: Momotarô Umi no shinpei

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Momotarô Umi no shinpeiamazon

Mitsuyo Seo.
MOMOTARÔ UMI NO SHINPEI.
6/10

Categoría: Película.
Guion: Mitsuyo Seo.
Año: 1945.
País: Japón.
Género: Bélico, Aventura, Musical.
Técnica: 2D, Anime.
Idioma: Japonés, Inglés (breves fragmentos).
Característica: Propaganda.
Duración: 1h 14min.
Clasificación por edades: NR-7.

Momotarô Umi no shinpei es el primer largometraje de anime, así que fue el inicio de uno de los mayores fenómenos culturales de Japón. Ahora bien, aún había que esperar para que comenzase a funcionar plenamente la industria de animación japonesa, pues no se trata de un proyecto comercial. Fue, en cambio, un encargo del Ministerio de Marina de Japón a Mitsuyo Seo para que realizara un film de propaganda que mostrara con buena luz al bando militar japonés.

Este realizador ya había estrenado en 1943 el mediometraje Las águilas marinas de Momotarô (Momotaro no umiwashi), de modo que era un buen candidato para emplear la animación con fines propagandísticos. Hasta entonces el gobierno japonés no había considerado el medio como el más idóneo para difundir sus ideas, al contrario que Alemania o Estados Unidos: Walt Disney Studios había producido, ya en 1943, un largometraje bélico de propaganda, Victoria por Medio de la Fuerza Aérea. Con Momotarō, dios de las olas, que es como se conoce habitualmente esta obra en español, remedió la armada japonesa esa carencia.

La película se divide en tres partes. La primera muestra la vuelta a casa de un piloto. La segunda los trabajos necesarios para crear un campamento aéreo en plena naturaleza. El tercero, el único en el que se ven combates, relata la reconquista de la isla Célebes. Los tres fragmentos parecen creados para inculcar entre los niños ideas como que a) Japón es una gran nación; b) no importa el extenuante trabajo físico porque en equipo se puede con todo; c) la guerra es algo glorioso a la que los militares acuden de buena gana y con una perenne sonrisa.

Que esté dirigido a niños es uno de los aspectos más curiosos y discutibles del film. Aunque claramente se trataba de persuadir a la sociedad japonesa sobre las bondades de la guerra y levantar la moral tras tantas penalidades, no parece que los niños sean los destinatarios más adecuados. Sí, emplea adorables animales, sobre todo en la primera mitad, y una canción didáctica para aprender el alfabeto en el segundo segmento -una de las secuencias más largas y aburridas-, pero no es muy apropiado que los niños reciban una versión edulcorada e irreal de algo tan horroroso como una guerra.

En lo que respecta exclusivamente a los elementos artísticos, es evidente que el tiempo no ha sido muy benévolo con la cinta. Los diseños no resultan muy atractivos y los rostros de algunos personajes inquietan más que otra cosa. Peor es su animación, que en más de un pasaje no parece bien controlada, de modo que los personajes se mueven de un modo un tanto deslavazado. De hecho, los pasajes más logrados son aquellos que muestran los aviones en vuelo, pues sí logran un admirable realismo.

Finalmente, puesto de lo que se trataba era de ponerse de parte del bando japonés, en el tercer segmento vemos a unos militares ingleses caricaturizados y de movimientos descoordinados -esta vez, creo que deliberadamente- en los que todo -diseño, animación y voz- está creado con el propósito de presentarlos como personas ineptas y cobardes. Ese fragmento es uno de los que mejor ejemplifican las posibilidades de la animación, aunque aquí sea como producto propagandístico.

Esa escena ocurre justo después del único pasaje que ilustra los combates y que no tiene reparos en mostrar el abordaje de un tanque y el amenazador ataque con cuchillos a sus ocupantes por parte de los soldados/animalitos japoneses. Son escenas como esta por las que afirmo que no es un visionado adecuado para niños. De nuevo, no porque debamos ocultarles la existencia de guerras, sino porque lo ideal es que el enfoque sea pacifista y muestre las terribles consecuencias de estos enfrentamientos.

Momotarô Umi no shinpei se estrenó en abril de 1945. Cinco meses antes del final de la contienda y cuatro antes de las bombas atómicas lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki. Mucho me temo que fue un esfuerzo prácticamente en vano, pues por entonces imaginar la fácil victoria de Japón poco podía hacer para levantar los ánimos de civiles y militares. La obra ya solo es valiosa por su condición de pionera en la animación japonesa y porque permite estudiar los mecanismos propagandísticos, pero su atractivo se limita a estudiosos de ambas disciplinas.

Nota: el film que nos ocupa no fue el primero de animación realizado en Asia: le precedió Tie shan gong zhu (1941), creado en China aunque, eso sí, con el país bajo ocupación japonesa.

Reseña Panorama
Puntuación
6
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