Joy Batchelor y John Halas. Categoría: Película. |
Hay al menos dos perspectivas para analizar Rebelión en la granja. Una estética, la otra ideológica. Al ser esta una web dedicada a la animación, comenzaré por la primera.
Un clásico de la animación, es claramente deudor del estilo de Disney en su era dorada, solo que prácticamente desde el inicio desarrolla una vertiente más sombría que no hubiera tenido cabida en las producciones del estudio estadounidense. Claro que Walt Disney no habría emprendido una adaptación de la novela de George Orwell. El diseño de los animales es impecable y la animación, pese a algunas escenas menos logradas o que han envejecido un poco, es muy meritoria.
Joy Batchelor y John Halas, directores del largometraje y responsables del estudio que realizó la animación, Halas and Batchelor, compensan algunas de las carencias técnicas con una admirable expresividad y con acertados recursos visuales, como las imaginaciones de los animales mostradas en una reducida gama de colores, por ejemplos.
También es muy interesante el diseño de los humanos, feos y repulsivos todos, sin excepción, algunos de los cuales parecen verdaderos cerdos andantes -del mismo modo que los cerdos acaban pareciéndose a los hombres-. Quizá en esa cuestión estribe una de las principales diferencias frente al cine de Disney: plantea imágenes de una notable fealdad, pero porque narrativamente son útiles, no por falta de pericia de los animadores. Y menos mal que nos evitan los momentos más violentos, que ocurren sistemáticamente fuera de plano. Aun así, para los niños más pequeños no será un visionado fácil.
Vamos ahora con la perspectiva ideológica y política.
La adaptación de la mordaz novela de George Orwell fue posible gracias a que la CIA financió a Louis de Rochemont para que produjese el film. Saber eso es esencial para valorar adecuadamente el resultado. Formaba parte de los esfuerzos propagandísticos de la agencia de inteligencia estadounidense para desprestigiar al Régimen Soviético en plena Guerra Fría. De hecho, intervino en el guion y modificó varios aspectos de la sátira de Orwell para que fuese una crítica del comunismo. Batchelor y Halas obtuvieron el contrato, entre otros motivos, porque se prestaron a los cambios y porque habían realizado producciones propagandísticas para el gobierno británico, así que tenían experiencia en la materia.
Pues bien, a pesar de las intromisiones de la CIA y de la visión estadounidense que procura privilegiar, la novela de Orwell posee tanta fuerza, es tan lúcida la fábula, que sigue funcionando como parábola para denunciar el autoritarismo. Porque aunque erróneamente haya sido interpretada como una crítica al comunismo, lo que denuncia no es el sistema, sino el uso perverso que de la ideología se hizo en la Unión Soviética bajo el mando de Stalin. Similar conclusión puede uno sacar de esta película.
La película retrata con eficacia el camino hacia un régimen totalitario: la búsqueda de un enemigo común, el uso de la fuerza frente a la inteligencia, la pena de muerte… Todo para pasar del eslogan inicial, “todos los animales son iguales”, a su más habitual puesta en práctica: “todos los animales son iguales, pero unos más que otros”.
Sin embargo, esa es solo una parte de Rebelión en la granja, pues si sigue impresionando es porque muchas de las cuestiones que denuncia siguen vigentes: la concentración de la riqueza en unos pocos, el control de los medios de producción y distribución, la explotación de la clase trabajadora, la emergencia de clases privilegiadas… Irónicamente, la CIA contribuyó a financiar una obra que retrata, en toda su crudeza, la sociedad capitalista que aún padecemos, incluso en países democráticos.
En definitiva, la producción es un clásico en las dos vertientes, la estética y la intelectual, así que ofrece dos niveles de lectura. Los niños verán una fábula con adorables animales que no les hará reír -apenas si hay unos leves toques de humor en la parte inicial- pero les entretendrá mientras les invita a reflexionar sobre las condiciones de esas criaturas. Los adultos, que son quienes mejor pueden apreciarla, obtienen también, además de un placer para los ojos, una parábola sobre las miserias del hombre y un brillante ejemplo de cómo la unión hace la fuerza. Además, fue una de las primeras alternativas claras al canon de Disney, así que su importancia en la historia de la animación es enorme.