Nagisa Ôshima. Categoría: Película. |
Nagisa Ôshima dirigió esta experimental adaptación del manga con el que inició su trayectoria Sampei Shirato. Una obra, Ninja bugei-chô, que gustó especialmente a los intelectuales y estudiantes de izquierdas de los años 60 por su ideología marxista. Dado que la película es una sucesión de imágenes estáticas, sin movimiento alguno, es discutible que se trate de animación, pero habitualmente aparece listada en las webs de referencia -IMDb, Allmovie, Filmaffinity…- en la categoría de animación y es mencionada en varios libros sobre animación japonesa.
Uno de ellos es Hayao Miyazaki e Isao Takahata. Vida y obra de los cerebros de Studio Ghibli (2016), en el que Juan Manuel Corral, a propósito del interés de Isao Takahata por otro manga de Sampei Shirato, ‘Kamui-den’, escribe lo siguiente: “Nagisa Ôshima sí que se atrevió a adaptar una de las obras corrosivas de Shirato en un largometraje experimental que causó sensación en el circuito de arte y ensayo. Al no poseer nociones de animación, el maestro decidió que este Ninja bugei-chô (1967) estuviese conformado por tomas de las páginas del cómic, acompañadas únicamente por la voz del narrador y por una banda sonora dodecafónica; semejante planificación resultaba ser un riesgo gigantesco y poco comercial, manejada por un valiente que sabía de antemano que el producto no podía estar respaldado por una major y que su púbico final tendría que ser un nicho muy reducido de adultos”.
En efecto, más allá de su escasa familiaridad con el proceso de creación de la animación, es muy posible que la realidad presupuestaria fuera la que llevara al Nagisa Ôshima pre El imperio de los sentidos (1976) a proponer un film tan inusual: esencialmente un cómic con banda sonora. Las viñetas se suceden con entre dos y seis segundos de diferencia, así que no se crea ilusión de movimiento. Sí hay, en cambio, cierta sensación de avance de la historia, de acción, pero no mucho más que si uno se pone a leer el manga en cuestión.
De modo que si un espectador considera que Band of Ninja no es un film animado, yo no argumentaré en contra porque tiene razón. Creo que se puede valorar de ambos modos, como una suerte de animación ultra lenta, en la que es el espectador el que imagina el movimiento; o como un experimento de ilustración filmada.
El caso es que, dada la cantidad de violencia explícita que muestra, con profusión de cuerpos desmembrados y decapitaciones, si se considera animado sería el primer largometraje no apto para público infantil, adelantándose a los que se suelen citar como inaugurales de este ámbito: Las mil y una noches (1969), dirigido por Eiichi Yamamoto; y Maruhi gekiga, ukiyoe senichiya (1969), dirigido por Leo Nishimura.
Nota: la película también es conocida internacionalmente como Tales of the Ninja.