Roberto Gavioli. Categoría: Película. |
Torbellino va a la guerra es el único largometraje animado de los hermanos Gino y Roberto Gavioli, dos figuras clave de la animación italiana. Fueron los fundadores del estudio Gamma Film, que de 1953 a 1999 produjo esencialmente publicidad, títulos de crédito y cabeceras animadas. Aunque esa actividad por encargo debió de ser muy valiosa para la industria de la animación italiana, imagino que contribuyó a limitar sus proyectos personales: una lástima cuando eran capaces de crear obras tan interesantes como esta.
Adaptación de ‘La guerriera nera’, relato de Mario Chiereghin del que no tengo constancia que exista una traducción al español, se centra en la guerra entre dos tipos de hormigas, unas rojas y muy trabajadoras, otras amarillas y algo más caóticas. Claro que más que una guerra es una invasión, porque las rojas aprovechan que las amarillas están viendo un espectáculo para raptar a las hembras y usarlas como esclavas. Entre ellas está la protagonista, Putiferio, que logra escaparse e iniciar una suerte de resistencia.
Como finalmente la contienda acaba con los dos bandos luchando contra un enemigo común -un oso hormiguero- y además la protagonista se enamora de un mandamás de las hormigas rojas y hay una suerte de reconciliación, el enfoque pacifista de los autores parece evidente.
Más allá de su bienvenido mensaje, la película es sobre todo interesante por su estupenda estética y lograda animación. El diseño de los dos hormigueros, por ejemplo, es excelente. Pienso, por ejemplo, en el bohemio cuarto de Putiferia, con carteles de su superhéroe favorito, Gatman; o en el hormiguero de las hormigas rojas, ilustrado como un sofisticado búnker militar. También son admirables los detallados fondos de la naturaleza o ese multitudinario espectáculo de la parte inicial con variadas actuaciones y centenares de espectadores.
Además, hay varias secuencias brillantes o detalles de creativa puesta en escena. Por ejemplo, el pasaje en el que Putiferia lee un cómic de Gatman y asistimos a una sucesión de viñetas estáticas; las actuaciones de los invitados internacionales en el espectáculo; el equivalente con insectos de la aviación militar; la llegada del oso hormiguero, del que solo vemos las amenazantes pisadas y luego la larga lengua… En fin, son muchos los detalles logrados en esta obra esencial de la animación italiana.
Finalmente, la banda sonora es otro acierto. Junto con las piezas sinfónicas no diegéticas, suenan varias canciones muy bien integradas en la trama, como una canción de pop italiano sesentero, una preciosa nana o una inspirada marcha militar.
Nota: la Cineteca Italiana de Milán restauró el film en alta definición y desde entonces se puede ver en streaming en la web de la Cineteca. Esa versión restaurada, por cierto, se proyectó en la Mostra de Venecia del 2007, una prueba más de su interés artístico.
Nota 2: a partir del film, Edizioni Rizzoli publicó tres álbumes con ilustraciones de Ermanno Samsa y un sencillo de 45 revoluciones con música de Italo Romano.