José Luis Cuerda. Categoría: Película. |
Dirigida y escrita por José Luis Cuerda, Amanece que no es poco es una de las películas más singulares de la cinematografía española y una de las comedias más personales y divertidas que quien esto escribe ha tenido el placer de ver. Pocas veces se ha combinado humor surrealista y costumbrismo con tanta eficacia y originalidad. Y todo ambientado durante el tardo-franquismo, en un pueblo de Albacete.
El film comienza en el espacio, con unos títulos de crédito al estilo de La guerra de las galaxias, pero con bastante menos presupuesto. Desciende entonces a la tierra hasta aterrizar en una zona rural de la llamada España profunda. Un pueblo habitado por impotentes que se emborrachan con el vino sagrado; labradores intelectuales que vuelven a casa cantando polifonía renacentista en italiano, y otros primarios, “terriblemente sujetos a las pasiones”; guardias civiles que sólo pegan ostias en casos muy necesarios, “en plan poético”, y además son muy queridos; una taberna en la que el hilo musical es una soprano acompañada al piano: “qué bien canta la jodía” dice uno de los lugareños; hombres que crecen en los bancales; misas que se aplauden; universitarios estadounidenses que vienen a estudiar las costumbres del pueblo; maestros que enseñan cantando con sus alumnos las lecciones al estilo gospel; un pastor negro, perdón, “minoría étnica”; personajes que se quieren cambiar por otros; alcaldes recibidos entre vítores; exiliados de la política que “unos días van en bici y otros huelen bien”… Todo esto pasa en la primera media hora y los ingeniosos hallazgos se suceden sin cesar durante más de 90 minutos. ¿No os han entrado unas irrefrenables ganas de correr a por una copia?
La diversión está garantizada y el film puede disfrutarse sencillamente en un plano lúdico, como inspiradísima comedia. Ahora bien, hay un segundo nivel de lectura que sólo apreciarán quienes conozcan bien la historia de España y, concretamente, los valores y costumbres imperantes durante la dictadura de Franco. Sólo así se percibe la inusual crítica de José Luis Cuerda a esa España conservadora, católica como religión de estado, falta de libertad, represora y tremendamente atrasada respecto al resto de Europa.
Sabiendo eso, resulta sorprendente ver a curas y guardias civiles amables que hablan de las bondades del libre albedrío; alcaldes que ponen su puesto a disposición del pueblo y convocan elecciones; maestros bondadosos que denuncian la falta de libertad; putas y adúlteras bien vistas; pueblo enteramente enamorado de Faulkner… En fin, el mundo al revés o, más precisamente, la España franquista al revés.
Pero volvamos, para terminar, a ese aspecto meramente lúdico, porque hay algo que tengo claro: ver en pantalla a Luis Ciges, Chus Lampreave, Manuel Alexandre, Saza, Gabino Diego, Antonio Resines, Tito Valverde, Enrique San Francisco, Cassen, Miguel Rellán…, no tiene precio.