Trey Parker. Categoría: Película. |
La película de la serie South Park no es redonda, no es una obra maestra y dudo mucho que pase a la historia del cine como uno de sus más brillantes ejemplos. Sin embargo, ahí la tenemos situada en nuestro Olimpo como una de las cumbres de la animación para adultos. Son muchos los motivos para considerarla un referente.
El primero y principal es su demoledora sátira de la industria del entretenimiento y de cómo esta es percibida por la sociedad contemporánea. En ese sentido, funciona como una gigante meta-ironía, pues la serie de Trey Parker y Matt Stone es frecuentemente citada como un ejemplo de mala influencia para los jóvenes entre los sectores más conservadores. Aquí el punto de partida es una película canadiense protagonizada por dos personajes de South Park, Terrance y Philip, que basan todo su humor en palabrotas y pedos, sobre todo en pedos.
Los autores exponen su tesis muy claramente a través de uno de los personajes: no importa mostrar violencia explícita mientras no haya palabrotas en el diálogo. Ese es solo uno de los muchos dardos que lanzan a la autorregulación de la industria y al puritanismo de la sociedad en esta corrosiva y vitriólica película. Cómo lograron que dos majors distribuyesen el film -Paramount en Estados Unidos, Warner Bros. en el resto del mundo- posiblemente sea una muestra más de la inteligencia de Parker y Stone. O quizá simplemente pensaron que podían ganar dinero, como así fue, porque la película tuvo éxito.
Su lúcida mirada de la sociedad occidental contemporánea y la denuncia de sus más deplorables e hipócritas comportamientos es una de las razones de ser del film y de South Park. Sin embargo, no lo es todo. Resulta que la película es también un excelente musical. Se habló mucho en el 2015 del retorno del musical clásico de Hollywood con el estreno de La La Land: 16 años antes tuvimos este ejemplo.
Sí, la mayoría de canciones, o al menos sus letras, son concebidas como parodias de la era dorada de los musicales y de los espectáculos de Broadway, pero eso no niega que muchas de ellas sean espléndidas. Que muchas estén repletas de insultos o que un estribillo esté enteramente formado por pedos no debería impedirnos apreciar sus cualidades artísticas o el ingenio de sus letras.
En lo que respecta estrictamente a la animación, es cierto que no es ningún alarde de técnica. Claro que nunca ha sido ese el punto fuerte de South Park, y menos durante sus primeros años, cuando aún no había desarrollado del todo el detallismo que estaba por llegar. Eso sí, las escenas que ilustran el cielo y el infierno, realizadas por Blur Studio, no están nada mal. Por otra parte, cómo presenta a los canadienses o que optase por animar el rostro de Sadam Husein a partir de fotos reales -siete años antes de su muerte- tiene su punto.
De hecho, saben reírse de sí mismos por la estética y calidad de la animación. En un momento dado, Cartman dice que no está tan interesado en la película de Terrance y Philip, aunque le gustan los cómicos, porque “la animación tiene un aspecto muy cutre”.