Douglas McCarthy. Categoría: Película. |
Dada la fiebre de secuelas que le entró a Disney en la segunda mitad de los 90, hasta las adaptaciones cinematográficas de sus series tuvieron segunda parte. La que nos ocupa es la continuación de Goofy e hijo (1995), que a su vez era una adaptación de la serie La tropa Goofy, emitida en la primera mitad de los 90 en Disney Channel.
Lo más favorable que se puede escribir de esta segunda parte es que no es peor ni está menos cuidada que la anterior. De hecho, hasta puede que sea algo más interesante, lo que de ningún modo quiere decir que sea una buena película ni que la recomiende -salvo que uno sea un entusiasta de Goofy-.
En Explosivamente Goofy, Max Goof deja su hogar para irse a la universidad. Justo después, su padre pierde el trabajo y, cuando acude a la oficina de empleo, le dicen que sin un título universitario no hay puestos que ofrecerle. No hace falta ser muy perspicaz para saber que Goofy acudirá a la misma universidad que su hijo y que, a pesar de haber ya cursado tres años según dice, estará en las mismas clases que él. Por supuesto, esto avergonzará al adolescente y entre ellos surgirá un conflicto que el guionista que tiene resolver antes del desenlace.
La originalidad y la sorpresa no son los puntos fuertes del film. La animación, de estándar televisivo, tampoco. Si funciona como entretenimiento menor es porque a Scott Spencer Gorden se le ocurrieron algunas situaciones divertidas; porque saca partido del atolondrado Goofy; porque figura una estimable secuencia onírica; y porque la parte setentera de la banda sonora -homenaje a Tony Manero incluido- no está nada mal.