Jim Kammerud, Brian Smith. Categoría: Película. |
Sin pudor alguno, alentado por las buenas ventas de los VHS y DVDs, Disney seguía explotando las populares películas de su era del renacimiento con secuelas de bajo presupuesto cuyo único parecido con sus predecesoras es el título. Aquí, como de costumbre con prácticamente toda la filmografía de Disneytoon Studios, desde la escena inicial se nota claramente que estética y animación no tienen nada que ver con las superproducciones que se asocian al estudio principal de Disney.
Una vez más, fue realizada por varios de los estudios internacionales de la compañía -los de Australia y Canadá en este caso- y se subcontrató parte de la animación a estudios externos con tal de ahorrar más dinero, cosa que tiene su reflejo en una estética de estándar televisivo, al estilo de las series de calidad media que Disney había estrenado durante los 90. Solo a título comparativo, basta pensar que meses después la casa del ratón estrenó la ambiciosa Atlantis: El imperio perdido (2001): esta película también ilustra la Atlántida, pero los fondos son tan poco atractivos que cuesta creer que se trate de la tan buscada isla mítica.
De todos modos, las flojas estética y animación son casi lo de menos en esta segunda parte de La sirenita (1989), porque su principal limitación es un guion terriblemente previsible y que, para colmo, no va mucho más allá de la estructura de su predecesora.
La cosa comienza con el intento de Morgana -la hermana de la temible Úrsula- de raptar a la hija de Ariel y el príncipe Eric. Casi lo consigue salvo por la valiente intervención de Ariel, así que es el segundo gran fallo del equipo de seguridad tras La bella durmiente (1959). La realeza de Disney debería pensar en cambiar de compañía. Naturalmente, los padres cogen miedo y prohíben a su retoña que se aventure más allá de los muros de la vivienda familiar. En fin, no hace falta ser muy perspicaz para saber que la pequeña desobedecerá y que ahí empiezan los melodramáticos problemas.
Todo se ve venir a la legua, los personajes son unidimensionales, la gracia del film original no hace acto de presencia y las canciones son fórmulas mil veces repetidas. Para los entusiastas de Ariel puede tener un pase; para cualquiera que espere un mínimo de interés artístico de una película, no.
Como esta segunda parte fue una de las ediciones domésticas más vendidas del 2000, hubo una por lo visto inevitable continuación, El origen de la sirenita (2008).