2011: Crulic, camino al más allá (Crulic – drumul spre dincolo)

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Crulic, camino al más allá (Crulic - drumul spre dincolo)amazonfilmin

Anca Damian.
CRULIC, CAMINO AL MÁS ALLÁ (CRULIC – DRUMUL SPRE DINCOLO).
9/10

Categoría: Película.
Guion: Anca Damian.
Año: 2011.
País: Rumania, Polonia.
Género: Drama.
Técnica: 2D; Cutout, Mixta, Stop Motion (breves fragmentos).
Estudio: Aparte Film, DSG.
Idioma: Rumano, Inglés.
Característica: Autobiográfico, Comprometido, Inmigración, Pobreza, Aventurado, Experimental, Poético.
Duración: 1h 13min.
Clasificación por edades: NR-12.
Streaming: Filmin.

El 10 de julio del 2007, Claudiu Crulic, un ciudadano rumano emigrado a Polonia, tomó un autobús para reunirse con su novia en Milán. El 11 de julio, la cartera de un juez polaco fue robada en Cracovia. En septiembre, tras su vuelta a Polonia, Crulic fue detenido y acusado del robo. Era la segunda vez que le detenían por un crimen que aseguraba no haber cometido. Al ser enviado a prisión, inició una huelga de hambre y comenzó a enviar cartas explicando su inocencia. Crulic, camino al más allá es una dramatización que reconstruye esta injusticia, contada con un tono cercano al documental, sobre todo en su segunda parte.

El film comienza con una voz en off que cuenta el momento en el que un hombre recibe una llamada de Polonia preguntándole si es familiar de Claudiu Crulic, para acto seguido informarle de su muerte. Esa misma voz en off nos dice que él es Claudiu Crulic, el muerto. Ese es el osado punto de vista elegido por Anca Damian, que decide relatar la historia a través de la voz y pensamientos en primera persona del protagonista.

Aunque procura no apartarse de lo ocurrido, propone una pseudo autobiografía con elementos de ficción, especialmente en la parte inicial. Imagina cómo sería el relato de su vida si Claudiu Crulic pudiera contarla tras su muerte, sabiendo el momento y el porqué de su muerte. En varios pasajes él alude a acontecimientos de su vida y nos informa de que fue la última vez que estuvo en un sitio o que la que vemos es la última fotografía que le tomaron. Incluso nos pregunta si alguna vez hemos pensado que esa podía ser la última vez que visitábamos nuestro lugar de nacimiento o que posábamos para una foto.

En la primera parte de la película, el ‘Claudiu Crulic’ ficticio relata su vida desde el nacimiento. El tono es ligero, con toques de comedia incluso. Es muy entretenida, aunque comprendo que choque ese calificativo en una obra de esta índole. Es más, el imaginativo uso de animación, que combina dibujo a mano, stop motion, cutout a modo de collages y elementos de imagen real, resulta enormemente lúdico. Para un amante de la animación, especialmente de su vertiente experimental, esa primera mitad es una gozada.

La segunda mitad, que se centra en el periodo pasado por el protagonista en la cárcel y el inicio de su huelga de hambre, abandona los elementos humorísticos y la deliciosa ironía desarrollada hasta entonces. A partir de entonces, el tono es el de un documental ‘ficcionalizado’. Presta especial atención a los detalles, a las fechas, a los datos, a los documentos. Eso sí, la animación, salvo excepciones, no persigue el realismo, pues mantiene una estética estilizada, figurativa y sencilla.

Tampoco el tono documental implica una renuncia al lirismo o a aventuradas opciones estéticas, como en una de las poéticas escenas finales, protagonizada por una sábana que vuela.

Reconozco que no sé bien por qué decidió Anca Damian recurrir a la animación. Quizá, pero lo que sigue es una hipótesis, era una manera de mantener cierta distancia respecto a lo contado, lo que le permitía detenerse en reflexiones existencialistas. O puede que fuese una manera de crear un eficaz contraste entre la estética naif e infantil de la animación con la crudeza de lo contado. Porque el film abordar muchas y muy serias cuestiones, como las consecuencias de la pobreza, del racismo, del trato al inmigrante, de la escasa consideración de unos seres humanos hacia otros solo por ser distintos o provenir de otro lugar, la injusticia de ciertos mecanismos de la justicia, las condiciones de los presos…

Claudiu Crulic murió el 18 de enero del 2008, a los 33 años, por una renuncia prolongada a la ingesta de alimentos. Había perdido más de 30 kilos en cuatro meses.

Reseña Panorama
Puntuación
9
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