Jean-François Laguionie. Categoría: Película. |
Jean-François Laguionie venía de dirigir uno de sus más apreciados largometrajes, el ambicioso El lienzo (2011), cuando emprendió este proyecto de deliciosa sencillez. Enlazó dos estupendas películas, con la particularidad de que, vistas una tras otra, crean un interesante contraste estético y tonal. Por supuesto que se aprecia su personalidad en, por ejemplo, el diseño de personajes, pero son dos obras muy distintas en intenciones y desarrollo: la que nos ocupa es casi un ejercicio de minimalismo narrativo. Un loable cambio de registro que enriquece aún más la filmografía del director francés.
Louise en invierno se interesa por una anciana que pierde el último tren del verano, de modo que se queda sola y aislada en una población costera. Decidida a sobrevivir unas semanas, el tiempo que cree que tardarán sus conocidos en enviar alguien para rescatarla, se las apaña para construirse una pequeña cabaña en la playa y alimentarse con los animales marinos que pesca.
A Louise, una mujer inteligente, sensible y culta -acostumbra a escribir en un cuaderno sus pensamientos en un francés de calidad casi novelesca-, se le coge cariño enseguida y uno se sorprende sonriendo con sus ocurrencias, preocupándose por sus peripecias y viviendo con intensidad su redescubrimiento de sí misma. Es de los personajes más encantadores y memorables de la historia de la animación.
La película pertenece al género de las robinsonadas iniciado por Daniel Defoe y Laguionie se divierte subrayando las conexiones: la protagonista lee la novela, que encuentra en un baúl, y cuenta con su propio Viernes, un perro solitario. Sin embargo, no es tanto una historia de supervivencia, puesto que su vida no parece estar nunca en grave peligro, como un relato de aprendizaje sobre uno mismo. El guion es, sobre todo, una poética incursión en los pensamientos de la anciana, que se somete a una disección de sus luces y sus negruras, y una aceptación de la soledad, que acaba por abrazar como su mejor compañera. Parece estar dando la razón a Luis Cernuda cuando escribió “cómo llenarte, soledad, sino contigo misma”. En ese sentido, el final y la última frase son un acierto.
Redondea Louise en invierno su belleza plástica. Laguionie dibujó todos los fondos sobre papel de acuarela, cuya textura se nota, que confieren al film una cualidad artesanal tan especial. Los dibujos son preciosos, tan sencillos como todo en este film y con una estudiadísima paleta de colores. Los personajes, en cambio, supongo que por razones presupuestarias, están animados en 3D aunque con un aspecto que procura imitar el 2D artesanal. Se nota, como en tantos films independientes contemporáneos, pero la mezcla de técnicas casa aquí bastante mejor que de costumbre.
Nota: se puede hacer una sesión doble con esta película y La tortuga roja (2016), dirigida por Michael Dudok de Wit con producción artística de Isao Takahata, otra preciosa robinsonada que transcurre al borde del mar.