Thorbjørn Christoffersen, Anders Matthesen. Categoría: Película. |
Ninja a cuadros es uno de los mayores éxitos de la animación danesa: logró casi un millón de entradas sólo en Dinamarca. Además, obtuvo críticas generalmente positivas a escala internacional. Y sí, cuenta con aspectos interesantes y más de un bienvenido atrevimiento, pero yo no sé apreciar esa buena película que otros críticos sí ven. La mía, no obstante, es una opinión minoritaria.
Empiezo con sus aciertos. El que más valoro es que sea bastante más osada de lo habitual en una propuesta apta para público infantil. Comienza con una dura escena que muestra las condiciones de explotación de una fábrica de juguetes tailandesa que emplea a niños como mano de obra. En los cinco primeros minutos uno de ellos muere al ser salvajemente golpeado por el dueño. En adelante, hay varias referencias al consumo de droga, que aparece en un par de momentos de la trama. En fin, tan osados fueron los guionistas que, en la mayor parte de países, España entre ellos, el film no está recomendado para menores de 12 años -aunque no creo que se pueda considerar animación para adultos porque los preadolescentes parecen ser los espectadores buscados-.
Por otra parte, no me parece artísticamente interesante la estética y la animación 3D es la habitual en este tipo de producciones de bajo presupuesto -comparadas con las superproducciones de Hollywood-. Al menos figura un breve pasaje en 2D que no está mal y aporta algo de variedad.
Que la parte visual sea tan poco atractiva es un problema que reduce el encanto de la cinta, pero los mayores problemas los veo en el deslavazado guion. No parece tener claro qué tipo de propuesta quiere ser y, para colmo, enlaza situaciones que precisan de una enorme suspensión de la incredulidad para ser aceptadas. Además, aunque no creo que la ficción tenga por qué ser moralmente ejemplar, que al protagonista solo le vaya bien cuando abraza la violencia y se comporta de un modo un tanto chulesco no parece lo mejor cuando la mayoría de espectadores serán niños y adolescentes fácilmente influenciables.
De todos modos, eso es lo de menos en una película carente de ingenio que, a pesar de sus buenas intenciones y sus atrevimientos, acaba por parecerse mucho al menos estimulante modelo comercial de Hollywood -pero solo en la estructura de la trama, no en la espectacular animación-. Está muy bien, por ejemplo, ese inicio que muestra las duras condiciones de trabajo de niños en el tercer mundo, ¿pero cuál es el propósito si luego no hay reflexión alguna sobre la privilegiada vida de los niños de Dinamarca y otros países Occidentales?