Tony Cervone. Categoría: Película. |
Scooby-Doo es una institución de la animación y el protagonista de una de las más longevas series. En vista de su popularidad, es lógico que Warner Bros. quiera explotar el producto, de modo que no hay año en el que no estrene uno o dos films de la saga, todos destinados al mercado doméstico. ¡Scooby! es un proyecto diferente, pues fue concebido para su estreno en salas, así que gozó de un presupuesto acorde que se nota en la factura lograda. Por el tipo de animación 3D, es una cinta equiparable a las más ambiciosos propuestas contemporáneas, quizá con la excepción de Pixar y de alguna que otra obra especialmente destacada de los estudios de Hollywood.
El resto de aspectos, en cambio, son muy decepcionantes. La animación es técnicamente estimable, pero eso sirve de poco si parte de una estética anodina que sitúa a los personajes de la saga en un contexto imposible de diferenciar de otros tantos productos de 3D de los grandes estudios -de nuevo, salvo Pixar y excepciones puntuales-. Este es un claro ejemplo de film genérico, en el que no se advierte personalidad ni búsqueda estética alguna. El mismo quinteto protagonista es presentado con unos diseños terriblemente insulsos: si poseen algún mérito artístico, no soy capaz de apreciarlo. El problema no es su paso a 3D desde el habitual 2D, sino cómo este ha sido realizado.
Peor aun es el guion, del que me asombra comprobar que pasó por hasta cuatro cerebros. ¿Cómo es posible que ninguno de ellos lograra siquiera dejar en el papel al menos un chiste ingenioso? Hay un bienvenido guiño a Ruth Bader Ginsburg, pero incluso ese está mal ejecutado. Claro que si uno revisa la filmografía de los guionistas y comprueba que abundan las comedias comerciales de dudoso gusto, queda claro qué tipo de enfoque quería Warner.
Y luego está la música, que más allá de puntuales pasajes orquestales, encadena temas de éxito que oscilan entre los insulsos y los directamente horrendos, estos últimos mayoría, tristemente. Así hasta llegar al vergonzoso final con pinchadiscos incluido, en el que los personajes bailan una espantosa música electrónica. ¡Como si no hubiera excelente electrónica de baile para elegir!
En definitiva, ¡Scooby! es, en muchos aspectos, la clase de película que ningún niño merece ver. Porque ellos aún no saben que el cine de animación puede ser bastante más creativo y personal y quizá no tengan la suerte de que en sus casas les pongan música que no sea la que suena en las radiofórmulas, así que si todo lo que ven son propuestas así, estarían adquiriendo un pésimo gusto audiovisual que luego cuesta enmendar y que limitará mucho su disfrute: solo tolerarán productos comerciales, con la pérdida de diversidad que eso implica.
Tony Cervone tenía experiencia como director o productor de varios largometrajes protagonizados por Scooby-Doo, además de haber sido supervisor de la producción en la serie Scooby-Doo! Misterios S.A. (2010). Imagino que hizo lo que pudo con el guion que pusieron en sus manos y quizá recibió claras directrices de Warner Bros. para crear un producto lo más comercial posible, pero su presentación en el ámbito de la animación de algo presupuesto no es nada prometedora.
Finalmente, está bien que ¡Scooby! acoja a otros personajes de Hanna-Barbera, que trate de homenajear la carrera de dos figuras tan influyentes como William Hanna y Joseph Barbera. Así que junto al quinteto vemos también a Capitán Cavernícola, Pierre Nodoyuna y su perro Patán, Blue Falcon y su asistente Dinamita, “El Perro Maravilla”… Pero claro, al presentarlos en este contexto tan descorazonadoramente falto de ingenio y humor, su encanto se diluye instantáneamente.