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Garth Jennings. Categoría: Película. |
Como ocurría en ¡Canta! (2016), esta segunda parte también transcurre en un universo en el que no existe la música minoritaria, alternativa, poco conocida…, como cada uno quiera llamarla. En definitiva, no suena nada que no haya sido un éxito así que, salvo excepciones –Bomba Estéreo, por ejemplo-, todo es música comercial que sigue fórmulas probadas y poco amiga de experimentar o de innovar. ¿Es que no hay un solo personaje que tenga gustos algo más inusuales? Caray, si es que el mundo en el que fue creada la película tampoco es una maravilla en lo que respecta a gustos musicales mayoritarios, pero al menos existen otras propuestas que suenan de tanto en tanto.
Todo esto para afirmar que la parte musical de ¡Canta! 2 no mejora nada, así que gustará a los mismos que disfrutaron con su predecesora pero es muy poco probable que la saga logre nuevos seguidores. La banda sonora vuelve a ser una sucesión de canciones conocidas, muchas de las cuales figuran reducidas al estribillo, para que dé tiempo a meter más éxitos. Tan poco estimulante y recomendable como en la película anterior, con el agravante, una vez más, de que buena parte de los espectadores serán niños que crean que la que suena aquí es toda la música que existe.
La estética es un buen ejemplo de la vertiente comercial de la animación 3D. Llena de colores brillantes, texturas y movimientos cada vez más realistas, un diseño de personajes resultón… No es personal ni artísticamente aventurada: nunca ha sido esa la pretensión de Illumination.
Finalmente, la historia repite buena parte de la estructura de ¡Canta!, así que otra vez se trata de montar un espectáculo. Al menos esta vez no es un espectáculo al estilo de los programas musicales de telerrealidad, sino un musical. Ese es el único aspecto que mejora levemente, pero como el musical no es más que una canción pop detrás de otra, tampoco es que notemos una gran diferencia.
