Patrick Imbert. Categoría: Película. |
Las ficciones bien contadas poseen el efecto casi mágico de mantenernos apasionados incluso por cuestiones que habitualmente nos interesan poco o nada. Pienso en las protagonizadas por boxeadores, cazadores o contables, por ejemplo, asuntos que rara vez han ocupado mi tiempo pero sí me han tenido entusiasmado con una película, pieza teatral o novela dedicada a sus andanzas. Es también lo que ocurre con La cumbre de los dioses, que muestra el alpinismo de un modo que resulta fascinante por mucho que uno nunca haya prestado gran atención a las conquistas de las más altas montañas.
Adaptación del manga escrito e ilustrado por Jirō Taniguchi, que a su vez se inspiró en la novela de Baku Yumemakura, se centra en Fukamachi Makoto, un fotógrafo especializado en alpinismo, y en Habu Jôji, excepcional alpinista que trata de coronar el Everest en invierno. Salvo una parte inicial que incluye pesquisas detectivescas, el resto de la trama está exclusivamente dedicada al mundo del alpinismo y sus proezas: no hay subtramas de ningún tipo, cosa que tiene mérito. Mezcla historia del deporte de alta montaña -la escalada de George Leigh Mallory y Andrew Irvine al Everest en 1924- y elementos de ficción tratados con el que parece un concienzudo realismo.
La estética y la animación apoyan ese enfoque realista -hay pasajes cercanos al tono documental y montañas que parecen filmadas en vez de dibujadas- y la contemplación de la naturaleza que favorece el alpinismo nos obsequia con una colección de fondos maravillosos. Claro que también las pocas escenas que transcurren en la ciudad son visualmente llamativas, así que el trabajo del equipo de arte es de elogiar. Eso sí, el film se aparta puntualmente del realismo cuando trata de reflejar la dureza de la escalada a varios miles de metros de altitud, como en ese terrorífico pasaje en el que Fukamachi pasa grandes apuros en plena escalada del Everest.
Patrick Imbert dirige con acierto este ambicioso proyecto y cambia radicalmente de tono tras la encantadora comedia El malvado zorro feroz (2017). También destaca su convincente guion, firmado junto a Magali Pouzol, que ya había realizado esta misma labor en otra recomendable película animada, Funan (2018), dirigida por Denis Do, de modo que ambos confirman su talento. Por suerte, el esfuerzo fue recompensado con una selección en Cannes, cosa que ocurre poco para el medio animado.
La cumbre de los dioses confirma una vez más la supremacía europea de la industria animada francesa, al menos en lo que respecta a proyectos artísticamente aventurados. Es interesante que la fuente de inspiración sea un manga japonés, el país que ha convertido las historias contadas con imágenes en el principal pilar de su cultura.