Florence Miailhe. Categoría: Película. |
Tras una larga y premiada trayectoria como cortometrajista, Florence Miailhe pudo finalmente dirigir una película, cuestión que tiene especial mérito cuando sabemos que está enteramente realizada con pintura sobre vidrio, una de las más laboriosas técnicas de animación. Aquí lideró un equipo de animadores, pero su personal estilo se aprecia en cada escena. En definitiva, su seductor sello de autora está presente de principio a fin.
The Crossing es un festín visual que gustará especialmente a los amantes de la animación artesanal y de la pintura moderna. Observo influencias del fauvismo, del surrealismo y, en el uso de los colores, del impresionismo. Un crítico francés ve en el film la impronta de Marc Chagall: no se me había ocurrido y me parece acertadísimo. Además de por su estética, es una maravilla por cómo aprovecha las posibilidades de la técnica, especialmente en creativas transiciones entre una escena y la siguiente, inspiradas metáforas visuales y asombrosas metamorfosis -como en la cuasi terrorífica protagonizada por el matrimonio burgués que compra a los hermanos-.
El guion no es tan deslumbrante como la estética, pero es también interesante. Marie Desplechin y Florence Miailhe proponen una historia sobre la inmigración y la extraordinaria vitalidad de los niños cuando se enfrentan a dramáticas adversidades. Salvo por la presencia de tecnologías modernas como el móvil o los videochats, podría transcurrir en casi cualquier momento de la segunda mitad del siglo XX o de principios del XXI. De hecho, funciona como cuento en el que dos hermanos, unos Hansel y Gretel que huyen del terror, se enfrentan a ogros (la familia que los acoge), lobos (el traficante de personas) y cazadores (los militares) y reciben la ayuda de brujas buenas (la mujer del bosque), hadas madrinas (la propietaria del circo) y niños de la calle que podrían ser los del país de Nunca Jamás.
De todos modos, estética y narración no son nunca elementos independientes: es el brillante empleo de pintura animada lo que contribuye decisivamente a otorgar a esta historia de niños migrantes ese tono de cuento folclórico intemporal. Lo esencial aquí no es la verosimilitud, sino las sensaciones que tan estimulantes imágenes crean y lo que estan muestran sobre la naturaleza humana.