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Adam Shankman. Categoría: Película. |
Rara vez una segunda parte de Disney ha mejorado el interés artístico de su predecesora. Esto es especialmente válido en el caso de las secuelas que produjo con el sello Disneytoon Studios desde 1994 hasta el 2015, que suelen ser un espanto. Aquel estudio dejó de estar activo, pero desde el lanzamiento de Disney+ a finales del 2019, la compañía del ratón retomó esa discutible práctica, de modo que nos hemos vuelto a acostumbrar a las segundas partes y productos derivados de toda índole que no pasan por las salas de cine. Desencantada: Vuelve Giselle pertenece a esa segunda etapa de las secuelas de Disney y me temo que no es una excepción desde un punto de vista artístico: es (aún) más decepcionante que la primera parte.
Encantada: La historia de Giselle (2007) era una buena idea, al menos sobre el papel, realizada con la ambición habitual de las superproducciones del estudio, aquellas destinadas a ser un éxito en la taquilla. Otra cosa es que la ejecución no fuera del todo satisfactoria. Lo mismo ocurre con esta segunda parte, solo que ni siquiera hay buenas ideas que destacar. En fin, no es más que una producción destinada a aumentar el número de contenidos originales de Disney+, así que las cuestiones artísticas no son una prioridad.
En lo que respecta a la animación, hay tres segmentos principales, ninguno de los cuales llega a los cinco minutos de duración. En total, creo que hay algo menos de diez minutos de animación 2D. El resto son actores de carne y hueso y efectos visuales en 3D. Los pasajes que imitan la animación tradicional de Disney son visualmente atractivos, pero la animación, debido al limitado presupuesto y a una no siempre acertada dirección artística, posee un estándar televisivo. Nada que ver con los clásicos de princesas que toma como referente. No están mal, se ven con agrado, pero no creo que merezca la pena padecer el largometraje entero solo para esos minutos de animación.
