Sumito Sakakibara. Categoría: Cortometraje. |
Quienes consideren que la animación, al menos la de vanguardia, puede también ser como acudir a una exposición de arte contemporáneo en la que los cuadros se moviesen, tienen una cita con Iizuna Fair, la apabullante obra de Sumito Sakakibara. Una pieza que está a medio camino entre el cine, el video arte -suponiendo que este último ámbito no sea también cine, claro- y la pintura. De hecho, es sintomático que, en los créditos finales, el autor de esta maravilla firme como “pintado por Sumito Sakakibara”, en lugar de recurrir a fórmulas habituales como ‘animado por’ o ‘dirigido por’.
Lo que propone este corto es un continuo barrido -la cámara virtual nunca permanece estática y se mueve constantemente hacia la izquierda- que va desvelando escenas no conectadas entre sí. Claro que, en un trabajo no narrativo como el que nos ocupa, hablar de escenas seguramente sea impreciso. Quizá sea mejor denominarlas motivos visuales o pictóricos. En fin, es una sucesión de estímulos para la vista, algunos muy sencillos, otros con multitudes. Puntualmente hay ideas que recuerdan a las metamorfosis de Escher, pero esto lo afirmo por tratar de buscar alguna conexión, porque la creación de Sakakibara se aleja de la mayoría de coordenadas cinematográficas habituales.
Es, más allá de la belleza de las pinturas, uno de los cortos esenciales del 2022: posee la virtud de tender lazos entre artes y, desde un punto de vista narrativo, resulta muy interesante. Finalmente, es tal la cantidad de elementos que desfilan frente a nuestros ojos que son necesarios varios visionados para apreciarlo debidamente.