Ayumu Watanabe. Categoría: Serie. |
Komi-san no puede comunicarse fue una de las sorpresas del 2021 en el ámbito del anime y obtuvo un éxito relativamente inesperado. Fue entonces una suerte para el estudio que en menos de un año tuviese lista la segunda temporada, que repite muchos de los aciertos de la precedente y, me temo, algunos de sus aspectos menos convincentes.
La parte estética vuelve a ser uno de sus mayores atractivos, lógico dado que el punto fuerte era el diseño de los personajes y, por supuesto, tal cosa no cambia. También su mirada humorística y desenfadada a los (melo)dramas adolescentes vuelve a ser uno de los aspectos más interesantes del guion y de la narración.
El gran reclamo desde un punto de vista artístico, no obstante, es cómo logra convertir casi cualquier situación cotidiana en un momento de máxima tensión -con propósito cómico, naturalmente-. Preguntarle a alguien que si quiere quedar se transforma en un duelo y un inofensivo juego está representado como una batalla a vida a muerte. A eso, por supuesto, se suma que todo avance en la relación entre dos personajes centrales es escenificado como una gran conquista.
Por otra parte, los guiones vuelven a sacar un enorme partido al personaje de Komi Shouko, representada como una suerte de diosa que camina entre mortales. Sus compañeros de clase ni siquiera conciben fantasear con ella y ellas se mueren por verle las bragas o tocarle las tetas. También hay quien confunde su timidez patológica -sufre un trastorno que le impide relacionarse normalmente- con maestría comunicativa, cosa que favorece divertidos equívocos.
La segunda temporada, por cierto, se centra en los progresos comunicativos de Komi Shouko, que todavía depende de su cuaderno para escribir lo que quiere expresar pero ya empieza a hilar algunas frases. También en la ampliación de su círculo de amistades, de modo que su objetivo va muy bien. ¡Ah!, y para el final hay una indicación sobre el tipo de relación que se establecerá entre ella y Tadano Hitohito en una más que probable tercera temporada.
La pequeña parte negativa es, como en la primera temporada, el abuso de carteles, dado que suelen explicar lo mismo que ya estamos viendo. Por ejemplo, queda claro que un personaje se ha asustado y aparece un cartel a su lado en el que pone “se ha asustado”. Rara vez está empleado creativamente ese recurso. Luego, que resulte poco creíble la timidez extrema de Komi en vista del cariño que le muestran sus compañeros y de la atención que le prestan es inevitable puesto que ese contraste es una de las claves cómicas de la serie.