Joseph Pierce. Categoría: Cortometraje. |
En solo un mes, Scale fue proyectado en el festival de Cannes y en Annecy. En el más importante festival del mundo y en el más prestigiosos del ámbito de la animación. Un logro que no me extraña nada: es una obra extraordinaria, muy bien narrada, apasionante y repleta de imágenes memorables. Prácticamente no hay una sola escena que concluya sin obsequiarnos con una propuesta visual de esas que se quedan en la retina una buena temporada.
Joseph Pierce y Nicolas Pleskof adaptan el relato homónimo de Will Self y el primero lo convierte, con su dirección, en una obra que asume continuamente riesgos artísticos, muy aventurada desde un punto de vista estético y narrativo. Es de esos cortos que deberían estudiarse en las escuelas de cine, no solamente en las de animación. Está repleto de aciertos, como cuando sitúa parte de la acción en un parque de casas de miniatura -el protagonista dice haber perdido el sentido de la escala y a menudo no es capaz de percibir el tamaño de objetos y personas, de modo que le vemos convertido de pronto en un gigante que pasea por una ciudad-.
El otro aspecto particularmente notable de Scale es su creativa manera de emplear la animación. El director aprovecha la facilidad de metamorfosis del medio para proponer brillantes transiciones entre escenas -en más de una ocasión los cuerpos se transforman en paisajes o carreteras- y la maleabilidad de los cuerpos para mostrar continuas deformaciones y cambios de tamaño, una eficacísima manera de ilustrar el descenso a los infiernos y la pérdida de contacto con la realidad del personaje central. Esa cuestión es clave para que Joseph Pierce logre algo particularmente complejo: escenificar una angustiosa pesadilla.