Pierre-Luc Granjon y Pascal Le Nôtre. Categoría: Cortometraje, Especial. |
Obra creada para televisión y excelente ejemplo de cómo las propuestas aptas para público infantil pueden ser artísticamente ricas, creativas y personales. La estética de L’Hiver de Léon es una maravilla repleta de hallazgos. Para empezar, esos adorables muñecos creados con una mezcla de resina, espuma de látex y plastilina. El diseño de los personajes es tan inspirado que dan ganas de llevárselos a casa. Luego, por supuesto, los decorados, que son igualmente seductores.
Por otra parte, es muy interesante como se inspira en la iconografía y en el arte medieval. No solo para lo evidente, los decorados y la ambientación en general, sino también para otras cuestiones más sutiles de representación y puesta en escena. Por ejemplo, la perspectiva y las proporciones no son tenidas en cuenta, como en los cuadros medievales, de modo que el tamaño de un personaje depende de su jerarquía o de su estatus en la narración. Así, por ejemplo, podemos ver la cabeza del rey casi tan grande como la torre en la que vive o, incluso, tan grande como el resto de la ciudad en un plano general. También ocurre que el personaje protagonista, Léon, puede doblar su tamaño cuando se siente poderoso.
Otras influencias se aprecian en la disposición de los personajes en línea, de modo que todos pueden ser vistos de frente: sí, de nuevo, como en tantas pinturas medievales. Ocurre asimismo que vemos personajes o detalles encuadrados, como en las ilustraciones de los libros de la época, uno de los cuales aparece incluso en el corto. Finalmente, como si de una obra de teatro se tratase, en más de un pasaje los decorados se mueven, bien para anunciar la entrada de un personaje, bien para pasar a otra escena -los personajes permanecen en la misma postura y es el fondo el que se desplaza para sugerir una elipsis-. En fin, son muchos los acertados recursos narrativos.
En cuanto a la historia, es algo menos personal, pero también estimable. Adapta el cuento provenzal Jan de l’Ours, del que existe numerosas variantes en Francia y Europa, y conserva ese aroma de cuento clásico. Una delicia para todas las edades.
Nota: L’Hiver de Léon forma parte de una tetralogía sobre las estaciones que se completa con Le printemps de Mélie (2009), L’été de Boniface (2011) y L’automne de Pougne (2012).