JOKEBOOK.
5/10
Quinta serie de Hanna-Barbera pensada para público adulto, tras el enorme éxito de Los Picapiedra (1960), la no tan entusiasta acogida de Los Supersónicos (1962), la olvidada Where’s Huddles? (1970) y el limitado éxito de Wait Till Your Father Gets Home (1972), que al menos llegó a las tres temporadas. Este nuevo intento de colocar animación para adultos en el horario de máxima audiencia fue, con diferencia, el más singular y el peor acogido. Siete episodios estaban previstos, pero solo se emitieron tres dadas las bajísimas cifras de audiencia.
Jokebook era un recopilatorio de gags o breves cortos, sin personajes recurrentes ni elemento unificador alguno, que mezcló producciones creadas expresamente para la serie con cortos independientes, de estudiantes o de otros países. El concepto era muy interesante y, de hecho, fue la primera propuesta animada de este tipo, una década antes de que MTV propusiera Liquid Television (1991) y Cartoon Sushi (1997). Es más, puede considerarse un antepasado de exitosas series de Adult Swim como Robot Chicken o The Shivering Truth, que también son una suma de fragmentos independientes.
El problema es que, si un concepto así tenía ya de por sí pocas posibilidades de triunfar en la televisión en abierto estadounidense de principios de los 80, su ejecución hizo que estuviera prácticamente condenada antes incluso de emitirse.
En los comentarios de un artículo del blog Yowp, Tom Ruegger, guionista que trabajaba en Hanna-Barbera por entonces, explicó algunos de los porqués de su fracaso: “Harry Love, uno de los amigos más cercanos de Joe Barbera, estaba al cargo del contenido de Jokebook. (…) Afirmaba buscar comedia animada innovadora, (…) pero lo que puso en producción fueron aburridas y antiguas bromas picantes rechazadas por Playboy y otras publicaciones al menos una década antes. Muchos segmentos parecían provenir del punto de vista de un lascivo anciano [Harry tenía 71 años], ¡y así era!
Parece que el material de partida no era el único problema, de nuevo según Ruegger: “Y si los guiones eran espantosos, la animación y los diseños eran aún peor. Cuando los ejecutivos de NBC vieron el primer montaje, se quedaron horrorizados y se negaron a emitirlo. Hanna-Barbera trató de animar de nuevo parte del material, pero mejorar la animación solo evidenció lo lascivo que era. La mayor parte de las secciones tuvieron que ser descartadas, lo que forzó al estudio a una frenética búsqueda de cortos animados para rellenar los episodios”. Esto último explica la heterogénea procedencia de los segmentos incluidos.
En fin, aunque sobre el papel una serie de este tipo era decididamente innovadora y muy bienvenida, tal y como fue realizada quedó un resultado muy decepcionante. En el primer episodio, por ejemplo, de los 19 segmentos, solo dos o tres tienen su gracia y uno de ellos es el corto The Crunch Bird (1971), dirigido por Ted Petok y ganador del Oscar, así que no fue creado por el estudio. El resto oscila entre las ideas estimables pero carentes de ritmo y las que provocan sonrojo o son machistas. Y eso que uno de los guionistas que figura en los créditos es el gran Tex Avery.