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Nick Kroll, Andrew Goldberg, Mark Levin y Jennifer Flackett. Categoría: Serie. |
A pesar de que la parte final de la temporada incluye derivas argumentales menos logradas que de costumbre, Big Mouth sigue siendo una de las más interesantes y originales series de animación para adultos. No incluye ningún episodio tan redondo como Duke -temporada 3-, pero globalmente ofrece otra divertida e inspirada tanda capítulos. Además, hay que reconocer a sus responsables una admirable ambición, pues al aspecto central, que sigue siendo los efectos de la pubertad, suma multitud de asuntos tratados más o menos extensamente: la identidad racial, la ansiedad, la homosexualidad en un entorno tradicional, la transexualidad, cómo aceptar nuestro lado más oscuro…
Lo mejor de esta cuarta temporada, o al menos lo más divertido, vuelve a ser cómo aborda los cambios fisiológicos y el despertar sexual de sus a menudo desorientados o superados protagonistas. Hay un capítulo estupendo sobre los primeros tampones –The Hugest Period Ever-, otro que no está nada mal dedicado a la masturbación –Four Stories About Hand Stuff-, y uno más repleto de meta chistes sobre lo ridículos que somos a veces los hombres al intentar ligar con mujeres más jóvenes solamente porque creemos que serán más fáciles de seducir –Cafeteria Girls-. La serie no se ha vuelto mojigata y es una gran noticia.
Sin embargo, también se aprecian los síntomas habituales de las series que ya llevan varias temporadas, con episodios independientes que no aportan mucho al conjunto, como el dedicado al futuro –Nick Starr-, el final –What Are You Gonna Do?– o el protagonizado por Halloween –Horrority House-, aunque al menos este último se sale de lo habitual entre los ambientados en la festividad del truco o trato.
Son males menores y casi insignificantes en una estupenda y muy recomendable cuarta temporada que hace avanzar los arcos de los principales personajes, que una vez más está repleta de atractivos secundarios y en la que a los guionistas no se les han acabado las ideas ingeniosas ni las bienvenidas incursiones en el humor absurdo.
