Dario Argento. Categoría: Película. |
Dario Argento concibió Suspiria, su más popular film, como “una pesadilla experimental que va en aumento”. Eso es justo lo que logró: uno de los más brillantes ejemplos de pesadilla filmada. Guillermo del Toro la describió como una “obra de pura locura”, sensación creciente que tendrá el espectador a medida que avanza el metraje.
No es tan importante en Suspiria la trama propuesta como la forma en la que está plasmada en la pantalla. Argento empleó todas las posibilidades expresivas del cine -el uso del color, encuadres singulares acompañados por inusuales movimientos de la cámara- para crear una inquietante sensación tras otra. Luego, por supuesto, está la brillante música de Goblin -editada en Suspiria (Cinevox Record, 1977)-, que Argento amplifica con un empleo del sonido que, en más de un pasaje, es más importante que los diálogos. Véase el partido que le saca a la arquitectura de una plaza y a un peculiar ronquido como ejemplos de su uso de imagen y sonido, las materias primas del cine.
Ahora bien, junto a las atmósferas conviven imágenes de gran crudeza: en los cinco primeros minutos, en uno de los asesinatos mejores filmados y más esteticistas de la historia del cine, nos da a degustar, entre otras lindezas, un apuñalamiento a corazón abierto. Es la primera, pero no la única secuencia visualmente espectacular.
Con el paso del tiempo y la tendencia hiperrealista de parte del cine de terror posterior, algunas de las escenas han perdido buena parte de su carácter provocativo -ahora sería impensable que un film así llegase censurado a las pantallas, cosa que ocurrió en la época de su estreno-, pero lo que no han perdido es nada de su interés artístico ni su capacidad para afectar profundamente al espectador.
A pesar de que algunos aspectos del guión resultan algo precipitados o discutibles -la protagonista recuerda una información clave, en varios momentos, justo cuando a la película le conviene, esté o no justificado-, es un excepcional ejemplo de cine de terror y un clásico de un maestro del género por el que está pasando muy bien la prueba del tiempo. Sus últimos minutos siguen resultando de lo más escalofriante jamás filmado.
Prueba de su persistente influencia es que Luca Guadagnino realizase una versión, también titulada Suspiria, en 2018.