Woody Allen. Categoría: Película. |
Dos mujeres y una ciudad son personajes principales en este estreno del prolífico y admirado director Woody Allen. Después de las películas filmadas en Londres, por fin Barcelona tiene un director que la va proyectar en todo el mundo. Al fin y al cabo, otras ciudades, Roma, París, sin ir más lejos, han sido protagonistas de estupendas películas. Alguna crítica ha dicho que, en realidad, la película es un publirreportaje de Barcelona con director famoso. No estoy de acuerdo, la ciudad, es cierto, aparece magníficamente fotografiada por Aguirresarobe -no podía ser de otra manera- pero los conflictos de los personajes no se supeditan en ningún momento a la exhibición de esa preciosa ciudad. No se nos ocurriría decir, por poner un ejemplo, que, en Vacaciones en Roma, la película es un pretexto para publicitar la ciudad, pues aquí con menor motivo. Barcelona es una gran ciudad, Woody Allen un urbanita y esta cumple la misma función que Nueva York o Londres: cobijar a unos personajes que se mueven por los barrios altos de estas ciudades.
Vicky y Cristina, personajes interpretados por las guapas y convincentes actrices Rebecca Hall y Scarlett Johansson, son dos jóvenes y atractivas mujeres universitarias que se mueven en ambientes cultos de la sociedad americana, dos personajes femeninos como tantos otros del director, pero esta vez han abandonado Nueva York y están, en parte, de vacaciones en Barcelona. En la película, una voz en off nos va poniendo en antecedentes de su manera de pensar y ser: Vicky está comprometida, parece tener su guión afectivo ya escrito, pues cuando regrese a su país se casará con un joven triunfador de características parecidas a las suyas; se abre, aparentemente, un futuro sin fisuras ante ella, es una mujer sosegada y segura. De otro lado, Cristina es espontánea, insegura, está abierta a la sorpresa de la vida y se encuentra buscando un cauce a su creatividad.
Se mueven en un medio adinerado, frecuentan los ambientes artísticos y en estos son abordadas, muy osada y directamente, por Juan Antonio, un pintor de éxito, rico, atractivo, que lleva a la práctica la manida y vulgarizada filosofía del carpe diem, disfrutar el momento y el cuerpo, pero, a pesar de este barniz, a pesar de que es mucho más alto, vive en una España democrática y en la Barcelona del diseño, a veces nos parece tan ingenuo y ligón como los personajes que con tanto talento ha encarnado Alfredo Landa en tantas y tantas películas españolas. Aquí, en vez de suecas y alemanas son estadounidenses. Juan Antonio es el Latin Lover, el macho ibérico que encandila a ambas turistas. Y, como un torrente, aparece María Elena, nombre de bolero- puede que sea casual-pero que es, como algunas protagonistas de esas canciones, una mujer excesiva, incontrolable, autodestructiva, que manipulará a los otros componentes del trío, Juan Antonio y Cristina. María Elena es también artista, pero aquí, el director, más que una artista genial, parece revivir el tópico de la famosa Carmen de España, con faja y todo y en el siglo XXI, en contraste con la modernidad española. Este personaje no es nada moderno, a pesar de la aparente anticonvencionalidad del trío, recuerda a esos amores que canta Sabina: amores que matan, nunca mueren. Con todo, este personaje, muy bien interpretado por Penélope Cruz, da pie a los momentos más divertidos y sainetescos de la película.
En suma, una película en la que el director vuelve a tratar el tema de siempre: la fragilidad de las relaciones afectivas, nuestra necesidad de ellas, nuestra vulnerabilidad en el terreno de los sentimientos y la ingobernabilidad del deseo. La película, además de las ya mencionadas, nos ofrece una rica variedad de posturas sobre las relaciones de pareja. Quizás el tema esté tratado con menos profundidad que en otras películas, pero tal vez influya en ello el corto periodo de tiempo, un verano, en el que se desarrollan los acontecimientos. Acabado este tiempo las estadounidenses regresan a su tierra, han recobrado el equilibrio, pero después de conocer a Juan Antonio, un magnífico Javier Bardem, Vicky, sobre todo, y Cristina ya no serán las mismas, aunque lo parezcan. El tiempo ha sido corto pero intenso.