Marco Brambilla. Categoría: Película. |
Debut del poco conocido director Marco Brambilla, Demolition Man aúna al menos tres géneros principales: acción, comedia y ciencia ficción. Lástima que sólo resulte interesante cuando se interesa por los dos últimos. Como película de acción, prácticamente todo lo que vemos está terriblemente trillado. Los personajes hablan solos, dicen constantemente aquello que están haciendo –todo un detalle para el público ciego– y, cuando se pelean entre ellos, se pasan casi todo el rato hablándose. Además, cada diez minutos aproximadamente tiene que haber una escena de acción y, para no desaprovechar las actitudes atléticas de los protagonistas, Sylvester Stallone y Wesley Snipes, prácticamente todos sus encuentros acaban con ellos peleando a puñetazo y patada limpia. Para colmo, esas escenas de acción son de lo menos lucido visualmente, en parte por la inexperiencia de Brambilla, en parte porque se nota que los guionistas colocaron muchas de ellas sabiendo que no le quedaba otro remedio.
Sin embargo, como film de ciencia ficción con abundantes toques cómicos sí es atractiva y, me temo, poco apreciada. Claro que comprendo a cualquiera que no le dé una oportunidad nada más ver qué nombres aparecen en el cartel. A pesar de transcurrir en el futuro, está un tanto envejecida visualmente –los departamentos de vestuario, maquillaje y dirección artística no ayudan–, pero la sociedad estadounidense del 2032 que presenta resulta tan imaginativa como curiosa. Las multas por decir palabrotas, Pizza Hut como único restaurante que ha sobrevivido a la guerra de franquicias o los policías inútiles para la confrontación son algunos de sus mayores hallazgos.
Lo mejor, en cualquier caso, es que nunca se tome demasiado en serio a sí misma gracias a su sentido del humor. Entre otros aciertos, son muchas las referencias cinematográficas, de las que las más graciosas son las menciones a Rambo –uno de los dos personajes a los que Stallone debe su popularidad– y a Arnold Schwarzenegger como ex-presidente de Estados Unidos. Por supuesto, esto último resulta ahora especialmente gracioso (y escalofriante), cuando sabemos que Schwarzenegger llegó a ser gobernador justamente del estado en el que transcurre la acción de la película, California. Lástima, eso sí, que Stallone carezca de vis cómica, porque arruina muchos de los chistes.